Rusia, uno de los primeros cinco emisores del CO2 (carbono) a la atmósfera, participa en la cumbre de Glasgow con una delegación encabezada por el viceprimer ministro Alexéi Overchuk y el ministro de Economía, Maxim Reshétnikov.
“Las acciones de Rusia en el ámbito climático no tienen como fin un evento concreto. Por supuesto, no menospreciamos la importancia del evento en Glasgow, pero las acciones de Rusia sobre el clima son consistentes y muy importantes”, dijo el portavoz presidencial, Dmitri Peskov..
Peskov respondió así a una declaración de Biden, quien lamentó la ausencia de los líderes de Rusia y China en la cumbre de líderes de la COP26.
Biden aseguró que el hecho de que "China, Rusia y Arabia Saudí no hayan aparecido era un problema".
"Nosotros hemos venido y hemos tenido un profundo impacto en la forma en que el resto del mundo ve a Estados Unidos en su papel de líder", dijo en Glasgow.
El portavoz del Kremlin insistió en que Rusia se mantiene fiel a sus compromisos ambientales, pero, al igual que otros países del mundo, afronta problemas relacionados con el cambio climático.
"No olvidemos que los bosques arden también en California, en Turquía y en otros lugares", señaló Peskov, en alusión a la frase de Biden en la que este llamó la atención sobre los incendios en Siberia y el Lejano Oriente ruso.
En el marco de sus compromisos, Rusia está tomando medidas para diversificar su balance energético, aseguró Peskov.
"Nuestro balance energético es mucho más verde que el de muchos países", sostuvo.
Previamente se dio a conocer que Rusia invertirá entre un 1,5% y un 2% de su PIB en reducir en un 80% sus emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2050 en comparación con los niveles de 1990.
La aplicación de este plan permitirá a Rusia alcanzar la neutralidad de carbono en 2060, según una estrategia elaborada por el Gobierno ruso.
Entre las medidas de descarbonización previstas por el Gobierno ruso figuran medidas de apoyo a la introducción e implantación de tecnologías bajas en carbono o libres de carbono, el estímulo de fuentes energéticas secundarias o cambios en las políticas fiscales, aduaneras y presupuestarias.
También incluyen el desarrollo de las finanzas verdes, iniciativas para preservar y aumentar la capacidad de absorción de los bosques y de otros ecosistemas, y el apoyo a tecnologías para capturar las emisiones de gases de efecto invernadero.