Además de la red principal, de uso general, Brasil ofrecerá la operación de una red paralela para uso exclusivo del gobierno, en la que no podrán utilizarse equipos de la empresa china Huawei, excluida por los términos del llamado en medio de una disputa geopolítica por alegaciones de espionaje.
Un total de 15 empresas presentaron propuestas ante la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) , incluyendo tres grandes que ya operan los servicios de telefonía e Internet en el país: Tim (filial brasileña de Telecom Italia) , Vivo (Brasil) y Claro (México) .
“Se espera que la licitación llegue a los 50.000 millones de reales (9.000 millones de dólares). Es la mayor licitación del país en materia de telecomunicaciones y una de las mayores de 5G a nivel internacional. El potencial es gigantesco” , dijo a la AFP Christian Perrone, coordinador del área de Derecho y Tecnología del Instituto de Tecnología y Sociedad de Rio de Janeiro (ITS) .
De ese valor, el gobierno proyecta recaudar unos 10.000 millones de reales por el uso de las frecuencias y el resto correspondería a inversiones en nueva infraestructura, incluidos los equipos y torres de transmisión.
Los especialistas estiman que el 5G precisa entre cuatro y diez veces más antenas que el 4G.
Estarán en disputa bloques regionales y nacionales de diferentes frecuencias, cada uno con una finalidad, velocidad y alcance diferentes.
Las licencias de operación son por un período de 20 años.
“Internet de las cosas”
Las empresas ganadoras deberán proveer 5G al Distrito Federal y a las 26 capitales estatales antes del 31 de julio de 2022.
Para el resto de las ciudades, con poblaciones de más de 30.000 habitantes, la llegada del 5G se prevé entre 2025 y 2028.
“El consumidor no percibirá la diferencia, más allá de una mejora en la velocidad de su aparato al ver películas y videos. Pero desde el punto de vista industrial, se desvela una nueva realidad para las fábricas, el sector productivo, el agronegocio” , señala Marcos Ferrari, presidente-ejecutivo da Conexis Brasil Digital, asociación que representa a cinco de las empresas que disputarán las franjas.
Tractores agrícolas conectados, drones para monitorear plantaciones, vehículos autónomos en las ciudades y cirugías a distancia: el 5G permitirá conectar aparatos entre sí y a la nube, con tiempos de respuesta inmediata.
Por eso a menudo se presenta al 5G como la tecnología del “internet de las cosas” , un mundo en el que los dispositivos conectados pueden potencialmente “dialogar” entre ellos sin intervención humana.
Al mismo tiempo que apunta a dar este salto hacia el futuro, Brasil buscará compensar el rezago de las áreas menos desarrolladas, donde todavía hay 40 millones de personas sin conexión.
La subasta incluye el compromiso de las empresas vencedoras de llevar internet a localidades sin internet, ampliar la cobertura en las carreteras, en las escuelas públicas y en la región amazónica.
Red gubernamental
La fecha de la puja fue postergada durante varios meses, en medio de la disputa geopolítica entre China y Estados Unidos, que llevó a Brasil a colocar la exigencia de una red paralela para mantener a Huawei al margen de sus datos más sensibles.
Líder mundial del equipamiento para las redes de internet móvil 5G, Huawei tiene prohibido acceder al mercado de Estados Unidos porque Washington le acusa de espionaje y alienta a sus aliados occidentales a hacer lo mismo.
El gobierno de Jair Bolsonaro diseñó entonces un llamado para que sus equipos puedan emplearse en la red general, pero no en la que sirva a los órganos gubernamentales, como los ministerios, el Congreso, las Fuerzas Armadas o la Justicia.
Pese a ser uno de los primeros países de América Latina en licitar su red de 5G, Brasil lleva “dos o tres” años de atraso respecto a los países pioneros en el mundo, sostiene Perrone.
Esto le impedirá pasar de mero consumidor a creador de nuevas tecnologías.
“Cuando la red 6G avance internacionalmente, todavía estaremos en proceso de instalar la red 5G en Brasil” , apunta.