Chile se despidió de la presidencia de la COP25, cita que no pudo realizar debido al estallido de la revuelta social de octubre de 2019 y que finalmente se hizo en España.
En la COP26 de Glasgow, Chile presentó su estrategia contra el cambio climático, una de las más ambiciosas de Latinoamérica, en la que apuesta a que su matriz energética sea 100% de fuentes renovables para 2040 y alcanzar la carbono neutralidad en 2050.
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El presidente Sebastián Piñera anunció hace dos años el retiro gradual de las 28 centrales a carbón responsables del 22% de la capacidad instalada de generación eléctrica en Chile y que representan un 26% del total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del país.
El gobierno planea cerrar 18 centrales de aquí a 2025 y las restantes 10 para 2040, para reemplazarlas por energías renovables.
Falta educación, la cultura y el hábito
“Estamos creando políticas públicas para solucionar la contaminación a niveles de países nórdicos, pero aún falta educación, la cultura y el hábito para dejar de generar esta contaminación”, dijo a la AFP, Eugenio Grove, especialista en sustentabilidad de la Universidad Diego Portales.
En la actualidad, el 53,4% de la capacidad instalada corresponde a fuentes renovables, mientras que el 46,7% a fuentes térmicas, según datos oficiales.
A pocas semanas de la elección del 21 de noviembre, tres de los principales candidatos, el joven diputado de 35 años de izquierda Gabriel Boric, la senadora democratacristiana Yasna Provoste (51) y el oficialista de centroderecha y exministro de Desarrollo Social, Sebastián Sichel (44), presentaron sus propuestas sobre descarbonización en un foro organizado en Santiago.
“Nosotros tenemos una propuesta un poco más ambiciosa (que el gobierno) en el sentido de lograr la descarbonización hasta el 2025″, dijo Claudio Huepe, especialista en economía de recursos naturales de la campaña de Boric.
Propuesta de Boric
Para ello, Boric, uno de los favoritos en las encuestas, propone aprovechar al máximo “la institucionalidad, las políticas y las regulaciones” públicas, y trabajar con todos los actores del mercado, explicó Huepe.
“Junto con impulsar una matriz 100% renovable al año 2035, proponemos acelerar la descarbonización por el cierre de las termoeléctricas a carbón al año 2030. Los estudios técnicos indican que ello es factible y responsable”, dijo, por su parte Anny Duffey, encargada de cambio climático del programa de gobierno de Yasna Provoste, tercera en los sondeos.
Cristian González, miembro de la comisión de energía de Sichel, también aspira a un cierre total en el 2030 bajo tres parámetros: “mantener la seguridad y estabilidad del sistema eléctrico, mantener el precio costo asociado a las cuentas de electricidad y hacernos cargo de la reinserción laboral de quienes trabajan actualmente las plantas de carbón”.
Transición hacias las ERNC
Los especialistas apuestan a una rápida transición hacia las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) en el próximo periodo presidencial (2022-2026), para evitar alterar el abastecimiento de energía por el cierre de las plantas.
“En un escenario de transición más acelerada, nosotros queremos apuntar a un 60% de energías renovables hacia el 2026″, explicó el representante de Boric.
“Proponemos un 50% de participación de ERNC en términos de energía no en términos de potencia, para lo cual es fundamental la promoción de inversión y tecnologías”, sostienen desde el comando de Sichel.
“Es razonable pensar en una penetración de energía renovable en torno al 70%, en ese sentido nosotros somos más optimistas, y anticipamos que van a ver unos 1000 mw de almacenamiento a gran escala”, manifiestan desde la campaña de Provoste.
No al cierre de centrales
Al foro no asistió el abogado ultraconservador José Antonio Kast (55) candidato del Partido Republicano, otro favorito en las encuestas y un incrédulo del cambio climático.
En su programa de gobierno se opone a la salida “acelerada” de las centrales térmicas de corta edad “por supuestas razones climáticas”.
Kast insiste en que cerrará plantas si “se valida fehacientemente la postura climática dominante, que hasta ahora no se aprecia, pues se basa en simples correlaciones recientes”.
“Chile produce una fracción ínfima de los gases de efecto invernadero y un cuarto de la oferta eléctrica depende de estas centrales”, aseveró.