"Mi gente lleva viviendo en la selva del Amazonas al menos 6.000 años (...) Hoy el clima se está calentando, los animales están desapareciendo, los ríos están muriendo y las flores no florecen como lo hacían. La Tierra está hablando. Nos está diciendo que no nos queda más tiempo", dijo en la inauguración de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la conferencia climática de la ONU la activista indígena brasileña Txai Surui.
Se refirió a una "amiga" suya que "fue asesinada por proteger los bosques" y subrayó que "los pueblos indígenas están en la primera línea de la emergencia climática" y, por lo tanto, deben de estar "en el centro de las decisiones" que se tomen en la COP para posponer "el final del mundo" y "que nuestra utopía sea un futuro en la Tierra".
Surui, ataviada con ropas tradicionales, tomó la palabra en el plenario al inicio de la conferencia, en el tramo en el que también intervinieron el secretario general de la ONU, António Guterres; el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, y el príncipe Carlos de Inglaterra, entre otros.
En esta jornada de la cumbre del clima, en la que Bolsonaro y López Obrador protagonizaron dos de las ausencias más llamativas de la COP26, tomó la palabra Xiye Bastida.
"Esta es mi segunda COP. Lleváis haciendo esto más tiempo del que yo llevo viva. Tengo una pregunta: ¿cuántas COPs más vais a esperar antes de actuar?, dijo Bastida.
Según esta activista, en México hay "un incremento de las sequías y las tormentas tropicales" y, "en vez de intentar arreglar el daño que las generaciones previas han causado, estamos añadiendo daño cada día que no actuamos, lo que representa una profunda inmoralidad ética".
"Debemos, colectivamente, separarnos de los combustibles fósiles y parar nuevas infraestructuras fósiles", dijo la mexicana, quien pidió respetar el objetivo de limitar el ascenso de las temperaturas a 1,5 ºC a final de siglo y llamó a los Estados ricos a cumplir sus compromisos financieros con los países en desarrollo.