“Entró en circulación el nuevo cono monetario y su fracaso está garantizado”, escribió en Twitter el opositor venezolano Julio Borges, nombrado por Juan Guaidó comisionado para las Relaciones Exteriores.
El exparlamentario recordó que, en 13 años, el Ejecutivo venezolano le ha restado 14 ceros a la moneda y que han implantado tres reconversiones en lo que va de siglo, generando "los mismos resultados: hiperinflación y empobrecimiento".
Borges señaló que los venezolanos "cada día son más pobres" y que la instalación del nuevo cono monetario "solo sirve" a Nicolás Maduro y a "su economía negra".
En este sentido, aseguró que lo necesario para solucionar la crisis económica que atraviesa el país caribeño es "un programa de estabilización macroeconómica, liderado por un gobierno democrático, que inspire confianza, controle la inflación y retome la senda del crecimiento".
Por su parte, el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles también rechazó la medida económica, al señalar que esta nueva reconversión "solo refleja el desastre del psuvismo (por el partido de Gobierno PSUV) y en nada resuelve la crisis que ellos generaron".
"Alimentos, transporte, todo es cancelado en divisas, incluso en las comunidades más lejanas y humildes, mientras los salarios siguen siendo miserables. El PSUV saldrá a pedir votos y los venezolanos tendrán la oportunidad de cobrarle este desastre el 21 de noviembre", dijo Capriles en Twitter, en referencia a las elecciones para elegir gobernadores y alcaldes.
Entretanto, el exdiputado Juan Pablo Guanipa ratificó el deterioro de la moneda venezolana y planteó la urgencia de trabajar "por la democratización del país".
"Urge que nos reencontremos como nación, que no olvidemos que es una dictadura lo que enfrentamos, que tengamos claro el objetivo de liberación y democratización del país, que estemos dispuestos a aportar todo para recuperar y luego transformar a nuestra patria", escribió Guanipa en su cuenta en Twitter.
La reconversión que vive desde este viernes en Venezuela fue anunciada por el Gobierno el pasado 5 de agosto y es la tercera en lo que va de siglo.
Con la medida, se entierra a la moneda que vio la luz en 2018 y que fue devorada por la hiperinflación hasta llegar a carecer casi de valor y, por tanto, desaparecer de las calles, dando paso a una dolarización de facto que el Ejecutivo trató de evitar sin éxito.
Esta dolarización ha amortiguado el impacto de la crisis sobre los negocios y la pequeña capacidad de ahorro de los venezolanos, ya que, según se estima, cerca del 70 % de las transacciones se hacen en la divisa estadounidense.