El motín comenzó del pasado martes, cuando reclusos de bandas rivales con nexos con el narcotráfico mexicano se enfrentaron con armas de fuego.
El saldo al momento es de 116 muertos y 80 heridos, informó el presidente Guillermo Lasso, que se trasladó a Guayaquil el miércoles y declaró el estado de excepción en todo el sistema penitenciario ecuatoriano.
Con una superpoblación carcelaria de 30%, falta de guardias, corrupción y violencia, Ecuador sufre una crisis penitenciaria desde hace varios años. Antes de este motín la cifra de presos asesinados desde enero se elevaba a 120, y ahora ya son 236.
En febrero murieron 79 reclusos en amotinamientos simultáneos en cuatro cárceles de tres ciudades, incluida Guayaquil.
Es en un gran complejo penitenciario de este puerto del suroeste donde se halla un tercio de los 39.000 presos del país, que son vigilados por 1.500 guardias (3.000 menos de los necesarios, según expertos) . Circularon imágenes de cuerpos decapitados, desmembrados e incinerados.
Según el sitio local Primicias, el motín comenzó cuando presos de una banda celebraron el cumpleaños de uno de sus líderes detenidos, e hicieron alarde de tener el poder en la prisión. Eso molestó a otras organizaciones rivales ubicadas en otros pabellones y desató los enfrentamientos.
Tanquetas y militares están apostados en los alrededores de la cárcel, donde centenares de familiares buscan desesperados información sobre sus parientes.