Preocupadas por el avance de la variante delta, las autoridades de Río (en el sureste de Brasil) pedirán un comprobante de inmunización para poder ingresar a lugares públicos como gimnasios, estadios, cines, teatro, museos y conferencias, entre otros, y también a los puntos turísticos.
“Vamos a crear dificultades para quienes no se quieren vacunar”, señaló el alcalde Eduardo Paes al anunciar en conferencia de prensa la medida, que no incluye a los bares, restaurantes y centros comerciales.
Quienes se quieran maravillar con la vista panorámica de la ciudad desde la cima del cerro del Corcovado -donde se encuentra el Redentor- y posar para una foto a los pies de la imponente estatua de concreto, deberán presentar junto con su boleto un certificado de vacunación.
Lo mismo vale para atracciones como subir en el funicular al Pan de Azúcar, visitar el acuario AquaRío o el Museo del Mañana, en la región portuaria carioca.
Se exigirá a las personas la primera o la segunda dosis, de acuerdo con el calendario por edades de Río. La alcaldía aseguró que también aceptará certificados de vacunación internacional de quienes se hayan inmunizado en el extranjero.
El Cristo Redentor, que normalmente recibía casi dos millones de visitantes por año, permaneció cerrado por la pandemia entre marzo y agosto de 2020, cuando reabrió con aforo reducido.
<i><b>Variante delta</b></i>
Río de Janeiro, principal destino turístico del país, registra desde julio un aumento de nuevos contagios por coronavirus, que las autoridades atribuyen al avance de la variante delta.
“Tenemos un patrón parecido al de otros países que están vacunando [a su población]: la variante delta provoca un aumento del número de casos, pero no provoca un aumento, en la misma proporción, de muertes ni de internaciones”, consideró el Secretario Municipal de Salud, Daniel Soranz.
La ciudad, de casi 7 millones de habitantes, acumula más de 30.000 muertos y 440.000 casos desde el inicio de la pandemia, y continúa con alerta de “alto riesgo” de contagio. Sin embargo, ya ha vacunado al 87% de los mayores de 12 años con una dosis y al 42% con una segunda.
Según el alcalde Paes, el “pase sanitario” anunciado el viernes busca estimular la vacunación, apuntando, sobre todo, a aquellos 200.000 cariocas que no han vuelto por su segunda dosis.
“Nuestro objetivo es proteger a las personas que creen en la ciencia y se vacunaron. Y hacer que los demás se vacunen. Es inconcebible que quienes creen que están protegidos sin vacunarse tengan una vida normal. No la tendrán”, afirmó Paes.
Las autoridades esperan que el avance de la vacunación en los próximos meses -que incluirá una dosis de refuerzo para grupos de riesgo- permitan realizar las multitudinarias fiestas de fin de año y el carnaval, que debieron ser suspendidas el año pasado.
Brasil, y en especial Río de Janeiro, nunca aplicó un confinamiento severo como otros países, ni siquiera durante la mortífera segunda ola que entre marzo y mayo de este año se cobró más de 200.000 vidas.
El presidente ultraderechista Jair Bolsonaro ha criticado las restricciones por su impacto económico y se ha rehusado él mismo a vacunarse o usar máscara en espacios públicos.
Desde el inicio de la pandemia, Brasil -con 213 millones de habitantes- acumula más de 577.000 de decesos.