El jefe del Comando Central de EE.UU. (CENTCOM), general Kenneth McKenzie, explicó en una rueda de prensa en el Pentágono, en la que intervino telemáticamente, que suicidas del EI detonaron bombas fuera del aeropuerto.
Uno de los artefactos fue detonado cerca del Hotel Baron, próximo al aeropuerto, y el otro explotó en una de las puertas de acceso del aeródromo, en cuyos alrededores había miles de ciudadanos afganos intentando entrar para salir del país en los vuelos de evacuación internacionales.
"Había un atacante suicida que estaba atravesando la puerta y siendo registrado por personal estadounidense cuando detonó su chaleco explosivo", detalló McKenzie, quien dijo no tener datos sobre si era un hombre o una mujer.
El otro estallido contra el Hotel Baron también lo llevó a cabo un miembro del EI con un chaleco explosivo, agregó el general.
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Una vez que se produjeron las explosiones, siguió, "combatientes del EI abrieron fuego contra civiles y fuerzas militares" en la zona.
Es la primera vez que mueren fuerzas militares de EE.UU. en Afganistán desde febrero de 2020, cuando perdieron la vida dos soldados estadounidenses.
McKenzie aseguró que las autoridades están tratando de localizar a los autores del atentado y explicó que están colaborando con los talibanes para evitar más ataques de este tipo.
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Al respecto, avisó de que todavía hay "una serie de amenazas activas" contra el aeropuerto de Kabul y detalló que el próximo golpe podría llegar en forma de un ataque con cohetes o un atentado con un coche bomba.
Explicó que los talibanes han frustrado “algunos ataques” contra el aeropuerto y reveló que las fuerzas estadounidenses han pedido al grupo insurgente que cierre algunas calles cercanas al aeropuerto para evitar que se acerquen vehículos que puedan llevar una bomba.
Según fuentes sanitarias afganas, más de 60 personas han muerto y 150 resultaron heridas.