Tres días después de que el movimiento islamista se hiciera con el poder, la vida se está reanudando en Kabul, aunque el miedo está omnipresente y multitudes se congregan ante las embajadas de diversos países con la esperanza de obtener un visado que les permita salir del país.
El martes por la noche, los responsables talibanes mantuvieron en Kabul su primera rueda de prensa en la que quisieron enviar un mensaje conciliador al mundo, pese al funesto historial en materia de derechos humanos que les rodea.
“Quienes están en la oposición son perdonados totalmente” , aseguro el portavoz talibán Zabihullah Mujahid. “No buscaremos venganza” , afirmó este hombre, que mostró su rostro por primera vez en años, desde que se convirtió en portavoz.
Mujahid dijo que el nuevo régimen será “diferente de manera positiva” a lo que el mundo conoce de ellos, aunque en términos ideológicos “no habrá diferencias” .
Pero su mensaje no tranquilizó a los principales interesados. “Estoy buscando desesperadamente la forma de irme. Los talibanes odian a quienes han trabajado para otras organizaciones diferentes a las suyas” , decía un trabajador humanitario afgano de 30 años que colaboró con una ONG alemana.
Extranjeros y afganos continúan saliendo de Afganistán en vuelos de evacuación organizados por varios países.
Estados Unidos, que ya evacuó a más de 3.000 personas, informó que descubrió “restos humanos” en el tren de aterrizaje de un avión que fue rodeado por afganos desesperados el lunes en el aeropuerto de Kabul, cuando iba a despegar.