Israel lanza ataque sobre Gaza sin respuesta de Hamás para rebajar tensión

Sara Gómez ArmasJerusalén, 16 jun (EFE).- Israel atacó esta madrugada por aire objetivos militares de Hamás en la Franja de Gaza en represalia por el lanzamiento de globos incendiarios desde el enclave hacia el sur del país, lo que rompe 25 días de tregua desde la conflagración de mayo, aunque el movimiento islamista palestino optó por no responder para evitar una nueva escalada de tensión.

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La operación de Israel se centró de manera muy precisa en instalaciones militares de las Brigadas al-Qassam, el brazo armado del movimiento islamista que gobierna de facto Gaza desde 2007, sin causar víctimas, según confirmaron tanto el Ejército israelí como fuentes de seguridad de Hamás.

"Estamos preparados para cualquier escenario, incluida la reanudación de las hostilidades si continúan las actividades terroristas en la Franja de Gaza", indicó anoche el Ejército en un comunicado.

Activistas palestinos y simpatizantes de Hamás se manifestaron ayer en varias ciudades de la Franja y lanzaron globos incendiarios hacia la frontera con Israel, provocando una veintena de incendios menores, en señal de protesta por la celebración del "Desfile de las Banderas", una marcha ultranacionalista israelí por Jerusalén, que pasó por la zona este ocupada y en la que se escucharon gritos de "Muerte al árabe".

Aunque Hamás llamó a un Día de la Ira como muestra de repudio a la marcha, el evento transcurrió sin incidentes graves, aunque 33 palestinos en Jerusalén resultaron heridos leves al ser dispersados por la policía para evitar que una contraprotesta paralela al desfile encendiera la violencia. Además 17 palestinos fueron detenidos por arrojar piedras a los agentes.

A pesar de la celebración de la marcha -que cambió el recorrido para no atravesar la Puerta de Damasco, entrada al barrio musulmán de la Ciudad Vieja- y del ataque aéreo de Israel, Hamás no ha tomado acciones de represalia, como el lanzamiento de cohetes que sí emprendió el pasado 10 de mayo, coincidiendo con la convocatoria de ese mismo desfile, lo que desembocó en una escalda bélica de once días, la peor desde la guerra de 2014.

Los enfrentamientos terminaron el 21 de mayo gracias a una tregua "mutua, simultánea y sin condiciones", mediada principalmente por Egipto -aunque Jordania, Qatar, la ONU o EEUU también influyeron- después de haber causado 255 muertos en la Franja y 13 en Israel.

"El bombardeo sionista de la Franja de Gaza es un intento fallido de detener la solidaridad y resistencia de nuestro pueblo para proteger la Ciudad Santa", se limitó a decir hoy en un comunicado el portavoz de Hamás, Hazem Qassem.

Analistas independientes en Gaza indicaron a EFE que Hamás se abstuvo de adoptar represalias porque está en contacto directo con los mediadores de Egipto que buscan apuntalar un alto el fuego de larga duración, pero también porque la última escalada redujo considerablemente su capacidad militar del movimiento, centrado ahora en la reconstrucción del enclave, sumido en ruinas y escombros desde entonces.

Hamás también habría tomado en consideración, según esas fuentes, que la población gazatí -unos dos millones de habitantes- quedó muy afectada, está agotada y necesita recuperar su rutina, por lo que ha optado por mantener su compromiso con Egipto para asegurar que la ardua rehabilitación del enclave siga su curso.

Este nuevo episodio de tensión supone un desafío para el flamante gobierno liderado por el ultranacionalista religioso Naftali Benet, quien -con un discurso más pragmático y conciliador- asumió el cargo el pasado lunes, aunque no parece que su postura hacia Hamás sea muy distinta a la del Ejecutivo anterior Benjamin Netanyahu.

De hecho, el ministro de Defensa sigue siendo Benny Gantz, líder del partido de centro-derecha Azul y Blanco, que fue socio de gobierno de Netanyahu y que después se unió a la coalición del cambio por desavenencias con éste.

El ataque de ayer responde al habitual modus operandi del Ejército israelí en estos casos, que responsabiliza a Hamás de toda agresión procedente del interior de Gaza, y cuando se lanzan cohetes o globos incendiarios suele responder con ataques selectivos a instalaciones del movimiento, sin que eso derive en una escalada mayor.

El socio de gobierno de Benet es el centrista laico Yair Lapid, artífice del Ejecutivo del cambio y quien heredará su jefatura en 2023, por lo que toda decisión importante debe contar con el beneplácito de ambos.

Lapid, que hasta entonces asume la cartera de Exteriores, se ha mostrado favorable a retomar el proceso de paz con los palestinos, aunque el interlocutor válido para esas negociaciones sería siempre la Autoridad Nacional Palestina, -controlada históricamente por Fatah y presidida por Mahmud Abás-, y no Hamás.

Sin embargo, una encuesta publicada ayer mostró el creciente apoyo popular de los palestinos a Hamás, en detrimento de Fatah, que subió hasta el 53 % después de la escalda bélica, que según el 77 % de los entrevistados concluyó con el triunfo del movimiento islamista frente a Israel.

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