“Honduras es un país hostil para la corrupción, para el narcotráfico, para el crimen organizado y para el tráfico de personas”, aseguró Hernández en un discurso por video durante una sesión especial de la Asamblea General de Naciones Unidas dedicada al problema de la corrupción.
El presidente hondureño aprovechó su intervención para defenderse ante la comunidad internacional, después de que fiscales de Estados Unidos lo hayan relacionado repetidamente con delitos de narcotráfico y de que su hermano fuera condenado en Nueva York.
“Nuestro Gobierno ha tomado decisiones que nadie quiso tomar antes, ya que de por medio estaba arriesgar la vida, prueba de ello es que al menos se ha documentado la planificación de cuatro intentos de atentados en mi contra”, señaló Hernández.
“Estos criminales y asesinos confesos que han sido extraditados a los Estados Unidos de América, o que salieron huyendo de Honduras por nuestras políticas, pretenden en las cortes estadounidenses usar una llave mágica con el fin de vengarse de las personas e instituciones que iniciamos esta lucha sin precedentes, buscan reducir sus penas, buscan que les regresen partes de sus bienes, buscan que les protejan a sus familias, y quedarse viviendo en ese país a cambio de brindar en las cortes falsos testimonios”, insistió.
Hernández, que siempre ha negado las acusaciones, volvió a advertir hoy que si se permite que esa situación continúe, Estados Unidos estará poniendo en peligro todo el sistema de cooperación en la región.
“Hagámonos una pregunta: ¿qué presidente, qué instituciones estarían dispuestos a arriesgarlo todo en una lucha de esta magnitud, si la simple palabra de un criminal confeso, sin ningún sustento, vale más que los hechos contundentes que ahora reflejan el éxito de una lucha de años y en conjunto en contra del flagelo del narcotráfico, de la criminalidad organizada? ¿Quién más se va a atrever a hacerlo de nuevo?”, señaló.
Hernández defendió que su Gobierno ha “tenido que luchar férreamente contra quienes querían mantener el status quo y que Honduras continuara siendo un paraíso para sus actos criminales”.
“Hace apenas 10 años, era impensable que los señalados de corrupción tocaran siquiera por un segundo un tribunal de justicia, no digamos una prisión. Al asumir la presidencia, fui claro al advertir que a los criminales se les acabó la fiesta y que íbamos a perseguir la corrupción donde se encontrara”, subrayó.