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En pleno conflicto diplomático con Rusia, Estonia fue el primer país golpeado, en 2007, por un gran ciberataque que paralizó durante varios días su red internet y bancaria. Las autoridades acusaron a Moscú, que lo refutó.
En 2010, el poderoso virus Stuxnet golpeó de lleno el programa nuclear el régimen fundamentalista iraní, infectando a miles de ordenadores y generando una serie de averías en el parque de centrifugadoras que utiliza para enriquecer uranio.
Yahoo! fue afectado en 2013 por el mayor ciberataque de la historia. El conjunto de sus 3.000 millones de cuentas se vio afectado.
En 2014, el estudio de cine estadounidense de Sony fue víctima de un pirateo masivo, atribuido a Corea del Norte, por su película satírica sobre el líder norcoreano Kim Jong-Un.
En enero de 2015, piratas informáticos que dijeron pertenecer al grupo yihadista Estado Islámico tomaron brevemente el control de las cuentas de Twitter y YouTube del comando militar estadounidense en Oriente Medio (Centcom).
Dos meses después, un grupo que se denominaba “División de hackers del Estado Islámico” publicó una lista de 100 militares estadounidense que había que matar.
En mayo de 2017, el mundo sufrió un ciberataque sin precedentes, que afectó a 300.000 ordenadores en 150 países. El ataque se realizó a través de “WannaCry”, un “ransonware” o programa de secuestro de datos, que bloquea los archivos de los usuarios y les reclama dinero para liberarlos.
En marzo de 2021, piratas chinos lograron recabar datos confidenciales de 30.000 organizaciones al explotar una falla en la mensajería profesional Exchange de Microsoft.
A principios de mayo, un pirateo informático paralizó a uno de los mayores operadores de oleoductos estadounidenses, que transporta cerca del 45% de los carburantes que se consumen en la costa este de Estados Unidos, provocando escasez de combustibles.