Según un estudio de la división de Salud de esta ONG alemana y la Universidad de Toronto, se detecta un “patrón de escasa transparencia” y una “inquietante tendencia de los gobiernos a censurar detalles clave de sus pedidos a farmacéuticas”.
Estas conclusiones se basan en el análisis de los datos clínicos de los estudios de efectividad de una veintena de vacunas contra el coronavirus (entre ellas las de BioNTech/Pfizer, AstraZeneca y Moderna) y 183 contratos entre gobiernos y farmacéuticas.
TI denunció que, pese a que la transparencia en los ensayos clínicos es la única forma de comprobar la seguridad y eficacia de las vacunas, sólo el 45 % de los datos de estas pruebas han sido publicados. Y de estos, el 41 % no aportó más que las conclusiones y no toda la información para una revisión periodística o académica.
"La falta de acceso público a la información crea espacio para medias verdades engañosas y potencialmente peligrosas, para la desinformación y las teorías de la conspiración que contribuyen a las dudas sobre la vacunación", argumentó el responsable del programa de Salud Global de TI, Jonathan Cushing.
Con respecto a los contratos, la ONG critica que de los pocos que se han hecho públicos, casi todos incluyen "significativas" omisiones de "información clave" como el precio total a pagar, el precio de cada dosis y el calendario de entregas.
Sólo el 7 % de los contratos se han difundido por los canales oficiales y de ellos, sólo uno no fue censurado, denuncia TI.
Así sucede que países en vías de desarrollo pagan más por la misma vacuna que economías avanzadas. TI destaca un caso: Suráfrica pagó un 25 % más por dosis que la Unión Europea (UE).
"Dada la gran cantidad de dinero público invertida en investigación y desarrollo en todo el mundo, los ciudadanos tienen derecho a saber todo sobre las vacunas que sus impuestos han contribuido a financiar", agregó Cushing.
Como esto puede contribuir a que la campaña global de vacunación no alcance la inmunidad de rebaño, TI aboga por "construir confianza" en torno a las vacunas con varias medidas, como la publicación de la información de los ensayos clínicos o la difusión de los contratos entre gobiernos y farmacéuticas.
Además, insta a los productores de vacunas a hacer públicos los protocolos de los ensayos clínicos, anunciando sus resultados generales a los medios y poniendo todos los detalles a disposición de la comunidad científica y revistas especializadas para que sean revisados.