Lo sucedido en Ceuta dejó en imágenes el drama de la inmigración, pero también dio a conocer de manera indirecta la gran labor de estos cooperantes que aseguran que lo vivido estos días es “una crisis diplomática y humanitaria sin precedentes”.
La fotografía tomada por la agencia EFE y otros medios se hizo viral en apenas minutos. En ella, una voluntaria de Cruz Roja consolaba a uno de los migrantes, en este caso senegalés, que, exhausto, había alcanzado la costa española.
Rápidamente, miles de personas compartieron la imagen en la que dos jóvenes, la voluntaria Luna y un migrante senegalés a quien no se ha vuelto a ver en la ciudad, se ofrecían un abrazo tan agónico como esperanzador.
El encuentro mostraba la cara más dura de la migración, pero también la peor faceta de las redes sociales en las que Luna sufrió ataques personales que le obligaron a clausurar su presencia en internet, algo de lo que se hicieron eco decenas de medios internacionales.
"Es muy triste porque estamos desarrollando nuestra labor, Luna no hizo más que hacer su trabajo, a la perfección y sin recibir nada a cambio, bueno en este caso ha recibido todas estas criticas", explica a Efe Isabel Brasero, trabajadora de Cruz Roja en Ceuta.
8.000 seres humanos huyendo de la pobreza
Alrededor de 8.000 personas entraron en Ceuta esta semana, grupos de personas con diferentes contextos y proyectos de vida que ahora se esconden de la Policía española para no ser expulsados.
Para la trabajadora social Marina Pérez esta es "sin duda una crisis diplomática y humanitaria sin precedentes" que "nunca antes se había vivido".
"Empezaron a entrar el domingo, el lunes aumentó de manera considerable y el martes fue el día más caótico", narra esta joven que desde entonces centra su trabajo en atender "a las personas de los colectivos más vulnerables".
"No esperábamos esta llegada, de ese momento de incertidumbre pasamos al descontrol, no hubo una respuesta que tuviera en cuenta los diferentes casos de las personas y ahora sentimos frustración, porque no vemos que las instituciones estén dando una respuesta adecuada", explica la abogada de Andalucía Acoge, Inmaculada González.
Cristiano Ronaldo y Messi no viven en Ceuta
Los únicos que no están siendo expulsados de la ciudad son los 850 menores de edad que entraron esta semana, que fueron alojados en una nave y muchos de ellos, según dijo una voluntaria a Efe, fueron engañados para cruzar ya que les dijeron que en la ciudad española podrían ver a los futbolistas Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.
La Cruz Roja se está encargando de atender a estos chicos con el apoyo del Ejército, que les facilita literas. Además de encargarse de su alojamiento y manutención, los agentes de la Policía española les hacen pruebas de detección del coronavirus y, en algunos casos, otras para determinar si tienen más de 18 años.
"A los menores les espera un futuro incierto, se ha hablado de derivar 200 a diferentes comunidades, algo que deberían hacer ya desde nuestro punto de vista, porque las condiciones en la nave no son las adecuadas, están hacinados", considera Pérez.
Vuelven las devoluciones en caliente
A las imágenes de la entrada masiva les siguieron las de las expulsiones por parte del ejército español, una devoluciones "en caliente" muy criticadas por las organizaciones de derechos humanos y que, según recuerda la abogada, niega derechos internacionales a posibles solicitantes de asilo.
"Se está devolviendo a todas las personas, la gente que ha conseguido quedarse va con mucho miedo, escapando de la policía", resume.
En ese sentido, explica que dentro de las 8.000 personas que cruzaron hay potenciales solicitantes de asilo a quienes no puede recomendar acudir a la policía en busca de esa protección "porque la orden es de devolución".
"Se están quedado por el camino víctimas de conflictos o persecución porque no se sigue el procedimiento individual que implica que haya una entrevista con cada persona, con interpretes y letrados", expone.
Mientras tanto, la ciudad va recuperando poco a poco la calma: “se nota intranquilidad por parte de la población, nos da miedo por los discursos de odio que puedan provocarse, hay gente dando comida y ropa, pero otra parte de la población prefiere que no entren, eso unido a mensajes de odio de ciertos dirigentes políticos puede es enturbiar la convivencia”, remarca.