La sesión fue anunciada por China, que este mes ocupa la presidencia de turno del órgano, y tendrá lugar a partir de las 09:00 hora de Nueva York (misma hora en Paraguay).
La reunión será la segunda que el Consejo dedique esta semana a la crisis en Oriente Medio, tras la que celebró el lunes, también a puerta cerrada, y en la que recibió un informe de la situación por parte del enviado para la región, Tor Wennesland.
A través de Twitter, Wennesland advirtió este martes que la actual escalada va rumbo de acabar en una “guerra a gran escala”, por lo que pidió a los líderes de ambos bandos que detengan la violencia y rebajen la tensión.
El jefe de la ONU, António Guterres, también reclamó este martes un “cese inmediato” de la escalada violenta, la peor de los últimos años, y que se ha cobrado al menos las vidas de 30 palestinos y otras tres personas en Israel.
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“Las fuerzas de seguridad israelíes tienen que ejercer máxima contención y calibrar su uso de la fuerza”, señaló el portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric, que añadió que el “lanzamiento indiscriminado de cohetes y morteros hacia centros de población israelíes es inaceptable”, en referencia a los ataques llevados a cabo desde Gaza.
El Consejo de Seguridad, mientras tanto, guarda silencio por el momento, a pesar de que sus quince miembros han discutido una posible declaración unánime, según fuentes diplomáticas.
Tradicionalmente, Estados Unidos ha defendido a Israel en el Consejo y la Casa Blanca subrayó hoy que el presidente, Joe Biden, mantiene su “respaldo al derecho legítimo de Israel a defenderse”, a la vez que “condena” los ataques con cohetes de estos días lanzados por el movimiento islámico Hamás contra varias ciudades israelíes.
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El intercambio de fuego entre milicias palestinas de Gaza y el Ejército de Israel se intensificó hoy en la peor escalada de los últimos años, con al menos 30 palestinos muertos, entre ellos menores, y tres víctimas mortales en Israel.
La violencia comenzó este lunes por los disturbios y protestas en Jerusalén, que se han extendido a comunidades árabes de Israel, y que responden principalmente al posible desalojo de cuatro familias palestinas del barrio de Seij Yarrah, en la zona oriental de Jerusalén, en favor de colonos judíos y pendiente de la aprobación del Tribunal Supremo.