Los británicos decidieron salir de la Unión Europea en unas ajustadas votaciones en un referendo convocado en junio de 2016, por 52% de los votos.
Con migración, seguridad y economía como temas de fondo optaron por poner fin a más de 45 años de integración con la UE.
Este acuerdo, logrado a finales de diciembre y que se aplicaba hasta ahora de manera provisional, “aporta estabilidad a nuestra nueva relación con la UE”, dijo el primer ministro en un comunicado.
El jefe negociador británico David Frost estimó, por su parte, que esta aprobación “permitirá (al Reino Unido) centrarse en el futuro”.
El acuerdo sobre la relación comercial entre los dos exasociados se arrastró agónicamente por casi todo el año 2020 y fue finalmente sellado in extremis a fines de diciembre, a apenas días del plazo final.
La parte británica había ratificado el acuerdo en diciembre, pero el Parlamento Europeo había advertido que si el examen de las más de 1.200 páginas del tratado requeriría tiempo para su aprobación.
Así, el acuerdo posbrexit fue implementado en forma provisional, para un plazo que se vencía inexorablemente el viernes de esta semana. Londres ya había adelantado que no aceptaría una extensión de la aplicación provisoria.
Las relaciones entre Bruselas y Londres atravesaron en los últimos meses por una evidente crisis de confianza, en especial por iniciativas británicas relativas a la aplicación de los acuerdo en Irlanda.
Los europeos critican especialmente a Londres por violar el protocolo irlandés recogido en el tratado del Brexit, al mantener ciertos controles aduaneros y sanitarios entre la República de Irlanda (que sigue siendo parte de la UE) y la provincia británica de Irlanda del Norte.
La UE había empeñado en negociar un régimen especial que impediría el establecimiento de una frontera física en Irlanda, para proteger el Acuerdo de Viernes Santo, de 1998, que puso fin a la violencia en ese territorio.
Desde el inicio de este año también estalló una agria disputa por los retrasos en el suministro de vacunas del laboratorio anglo-sueco AstraZeneca a la UE aún cuando el Reino Unido se abastecía a tiempo.
Esta semana, Francia amenazó al Reino Unido con “medidas de represalia” sobre sus servicios financieros si no se aplican integralmente los acuerdos relativos a derechos pesqueros.