La determinación de anular las condenas fue tomada el pasado 8 de marzo por el magistrado Edson Fachin, quien consideró que los dos juicios en que Lula fue condenado a casi 25 años de cárcel fueron irregulares, ya que se realizaron en tribunales de la ciudad de Curitiba, que no tenían competencia sobre esos asuntos.
El argumento de Fachin, responsable en el Supremo de los procesos relacionados con la operación Lava Jato, es que los casos, por los que el exmandatario fue juzgado, estaban fuera de ese ámbito jurisdiccional, con lo cual anuló los procesos y decidió que sean retomados por tribunales de Brasilia, que tendrían competencia sobre esas causas.
La Fiscalía General había apelado esa decisión y el asunto será discutido a partir de hoy por el pleno del Supremo.
Lula aseguró a la radio O Povo CNB que este nuevo paso jurídico no le “quita el sueño”, porque considera “probado " que los juicios en su contra no fueron más que “un fraude” que era parte de una “persecución política y judicial” que apuntaba a retirarlo de la política.
“Desde hace cuatro años defendemos que los tribunales de Curitiba no podían juzgarme”, insistió Lula, quien también reiteró que no le preocupa que los procesos sean reiniciados en Brasilia, ya que está convencido de su inocencia.
“Yo ya probé mi inocencia. Quiero ver ahora que aparezca alguien a probar mi culpa”, desafió Lula, quien si se confirma la sentencia que anuló los procesos de Curitiba recuperará plenamente todos sus derechos políticos y podrá aspirar a la Presidencia en 2022.