En medio a un sensible aumento del tono de la retórica de los dos lados, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que la acumulación de tropas rusas cerca de la frontera con Ucrania era “injustificada, inexplicada y profundamente preocupante”.
Por su parte, el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigu, replicó que “en respuesta a actividades militares de la Alianza (Atlántica) que amenazan a Rusia, tomamos medidas apropiadas”.
Ante ese cuadro, sostuvo Shoigu, las Fuerzas Armadas rusas trasladaron tropas para “ejercicios en las fronteras al oeste de Rusia”.
Poco antes el vicecanciller ruso, Serguéi Riabkov, había acusado a Estados Unidos y a la OTAN de convertir a Ucrania en un “polvorín”, y responsabilizó a Washington y Bruselas por lo que pueda ocurrir.
En Bruselas, Stoltenberg recibió al canciller de Ucrania, Dmytro Kuleba, y posteriormente presidió una reunión de la comisión de enlace de la alianza militar con Ucrania.
En una nota al fin de esa sesión de la comisión, la OTAN informó que los aliados “reafirmaron el apoyo inquebrantable [de la alianza militar] a la soberanía y la integridad territorial de Ucrania”.
En tanto, el secretario estadounidense de Estado, Antony Blinken, desembarcó en la capital belga y mantuvo un encuentro con Kuleba, a quien comprometió el apoyo de Washington.
Por su parte, en una muestra de la gravedad de la situación, el secretario estadounidense de Defensa, Lloyd Austin, se reunió en Berlín con su homóloga, Annegret Kramp-Karrenbauersu, y al fin de ese encuentro anunció el envío de 500 soldados adicionales a Alemania.
En una conferencia de prensa con Kuleba en la sede de la OTAN, Stoltenberg apuntó que “en semanas recientes, Rusia ha movido miles de tropas listas para el combate a la frontera con Ucrania, en la mayor acumulación de tropas rusas desde la ilegal anexión de Crimea en 2014”.
Agudización de la propaganda
Kuleba viajó a Bruselas con el claro objetivo de obtener el respaldo de la OTAN, una alianza militar a la que Ucrania solicitó incorporarse ya en 2008.
“Rusia ya no será capaz de tomarnos de sorpresa. Ucrania y sus amigos se mantienen vigilantes”, dijo el diplomático.
Kuleba apuntó que Rusia “continúa su acumulación de tropas a lo largo de la frontera, en nuestros territorios ocupados y en los mares”.
De acuerdo con el jefe de la diplomacia ucraniana, Rusia “acumula tropas en el norte de Ucrania, en Crimea en el sur, y en Donbass en el Este”.
Además, “ha intensificado drásticamente su propaganda beligerante, que deshumaniza a los ucranianos e incita al odio hacia Ucrania”, dijo Kuleba.
Ante una consulta, el jefe de la diplomacia de Ucrania dijo que “no se puede excluir ninguna posibilidad” en este escenario.
A pesar de la advertencia de Stoltenberg y los pedidos de Kuleba, la OTAN se mantiene en duda sobre la eventual incorporación de Ucrania, por considerar que el gesto aumentaría exponencialmente la tensión en la región.
Sin embargo, este martes Blinken entreabrió una puerta al afirmar que la OTAN discutiría próximamente las “aspiraciones euroatlánticas” de Ucrania.
Un barril de pólvora
En la jornada, el vicecanciller ruso Riabkov, dijo que ante un agravamiento de la situación en el este de Ucrania, “nosotros obviamente vamos a garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos, donde quiera que estén”.
“Pero Kiev y sus aliados occidentales serán enteramente responsables por las consecuencias de una hipotética escalada”, añadió.
El gobierno ruso ya adelantó que no “permanecerá indiferente” a la suerte de la población rusófona en Ucrania.
Ucrania, en tanto, teme que Rusia busque un pretexto para atacarla y la acusa de reunir más de 80.000 soldados cerca de su frontera oriental y en Crimea, anexada por ese país en 2014.
Según Ucrania, los separatistas prorrusos cuentan con 28.000 combatientes y más de 2.000 consejeros e instructores militares rusos en el territorio, que controlan desde 2014 el este del país.