Este martes, al ser preguntado sobre el estado de las negociaciones de paz del formato denominado de “Normandía”, que agrupan a Ucrania, Rusia, Francia y Alemania, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que “las cosas van mal”.
Según él, “no fue posible avanzar en la puesta en marcha” de los acuerdos de paz de Minsk firmados en 2015 ni tampoco en los alcanzados en París a finales de 2019, que condujeron a una reducción drástica de la violencia, si bien no aportaron ninguna solución política.
Peskov le echó la culpa al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, a quien acusó de “rechazar totalmente cualquier idea de diálogo” con los separatistas.
Kiev se niega a negociar con los rebeldes, a quienes considera “marionetas” del Kremlin.
Por su parte, el Parlamento ucraniano cuestionó el papel de Rusia en la “escalada actual”, en una declaración aprobada el martes que exige a Moscú que ponga “fin a las hostilidades” y que “saque de Ucrania a su ejército, a sus mercenarios y a los grupos armados que dirige y financia”.
El jefe del Estado Mayor ucraniano, Ruslan Jomchak, acusó a Moscú de desplegar tropas “al norte” y “al este” de la frontera Ucraniana, además de en la península de Crimea, anexionada por Rusia.