Esa tasa “muestra la fragilidad de un sistema de salud que sufría de falta de inversiones en los últimos años y que se vio sobrecargado por la gran cantidad de casos” de coronavirus, dijo a la AFP el responsable del estudio, Fernando Bozza, de la Fundación Fiocruz, una institución de referencia en materia de salud pública.
El equipo de Bozza, asociado a la Universidad de Sao Paulo (USP), compiló datos de los hospitales públicos y privados a partir del 15 de febrero del año pasado.
Un informe sobre los primeros 250.000 pacientes hospitalizados, publicado por la revista especializada The Lancet, mostró que el 78,7% de los pacientes con covid-19 intubados entre el 15 de febrero y el 15 de agosto de 2020 no sobrevivieron a la enfermedad.
Esa tasa de mortalidad ya era superior a la de países como Reino Unido (69%), Alemania (52,8%), Italia (51,7%) o México (73,7%).
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Pero la situación empeoró con la segunda ola, con una mortalidad que llegó a 83,5% entre el 15 de noviembre y el 14 de marzo.
Esta segunda ola se caracteriza además por una “sincronización de la pandemia, con todas las regiones afectadas al mismo tiempo”, señala Bozza.
Así y todo, las disparidades regionales persisten, con una mortalidad mayor de pacientes intubados en las regiones más pobres del norte (90,8%) y del nordeste (89,9%) en comparación con los estados del sudeste (79,8%), más ricos y con mejores estructuras hospitalarias.
La tasa cae a 25% en una clínica privada de primera categoría cono el hospital Sirio-Libanés de Sao Paulo o a 36% en el hospital público de referencia Emilio Ribas, situado igualmente en la megalópolis paulista.
“Algunos hospitales están tan desbordados que hay pacientes que tienen que ser intubados fuera de las unidades de cuidados intensivos. Es lo que ocurre con 17% de ellos en la región Norte”, afirma el investigador de Fiocruz.
Bozza critica “la falta de coordinación nacional por parte del gobierno federal para controlar la pandemia y proveer los recursos necesarios para enfrentar esta segunda ola”.
Más de 313.000 personas murieron de coronavirus en Brasil, un balance superado solo por Estados Unidos. La enfermedad está aún en fase de aceleración, con un promedio de más de 2.600 muertos diarios en los últimos siete días, casi el cuádruple de los 703 de inicios de año.
El presidente de ultraderecha, Jair Bolsonaro, que promovió aglomeraciones sin usar máscaras y se opuso a las medidas de aislamiento social alegando su alto costo económico, es blanco de críticas generalizadas.