”El Gobierno del reino rechaza categóricamente lo que se afirma en el informe (...) sobre el crimen del asesinato del ciudadano Jamal Khashoggi, que Dios se apiade de él”, señala un comunicado del departamento de Exteriores saudí difundido por la agencia de noticias estatal, SPA.
Según el Ministerio de Exteriores, que también publicó el comunicado en su cuenta oficial de Twitter, las “conclusiones” del informe publicado hoy son “injustificadas e incorrectas” y “no pueden ser aceptadas de ninguna manera”.
”El Reino rechaza cualquier cuestión que pueda afectar a su liderazgo, soberanía e independencia de su Poder Judicial”, dice la nota del Ministerio.
Asimismo, señaló que la investigación que se llevó a cabo en país concluyó que este “crimen atroz constituyó una flagrante violación de las leyes y valores del reino y fue cometida por un grupo que violó todas las regulaciones” y que las autoridades ya tomaron “todos los procedimientos judiciales necesarios”.
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El departamento de Exteriores recordó que ya “se emitieron sentencias judiciales definitivas” contra los supuestos perpetradores del crimen y aseguró que la familia del periodista y disidente Khashoggi, asesinado en 2018 en la embajada de su país en Estambul, acogió los veredictos “con satisfacción”.
En septiembre de 2020, la justicia saudí dictó sentencias definitivas contra los ocho acusados del crimen, conmutando las penas para los condenados a muerte y cerrando un caso que minó la imagen internacional del país y, sobre todo, del príncipe heredero Mohamed bin Salman.
En la nota, Exteriores recordó que “la asociación entre Arabia Saudí y Estados Unidos es fuerte y sólida”, y que así se ha sostenido “durante las ocho últimas décadas”, en las que ha prevalecido “el respeto mútuo”, reza el comunicado, que añade que ambos países “siguen trabajando para fortalecer su cooperación”.
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Hoy, la Oficina de la Directora de Inteligencia Nacional de EE.UU. ha hecho público un documento en el que dice que el príncipe heredero Mohamed Bin Salman “aprobó la operación en Estambul, Turquía, para capturar o matar al periodista saudí Jamal Khashoggi”.
El informe agrega que esta evaluación se basa en el control por parte de Bin Salman del proceso en la toma de decisiones en el reino, así como en la implicación directa de asesores y miembros de la seguridad del príncipe heredero en el asesinato, y en su apoyo al uso de medidas violentas para acallar a disidentes en el extranjero.
También incide en que durante la época en que el periodista fue asesinado Bin Salmán probablemente fomentó un ambiente en el que sus asistentes temían fracasar en los cometidos que se les encargaba, ante la posibilidad de ser despedidos o arrestados.
Khashoggi, de 59 años, residente en EE.UU. y colaborador del diario The Washington Post, era un gran crítico de la familia real saudí.
El 2 de octubre de 2018 entró en el consulado saudí en Estambul, del que nunca salió: fue asesinado por un grupo de personas, que mutilaron su cuerpo, que nunca ha sido recuperado.