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Isabel Preysler (Manila, Filipinas, 1951) soplará hoy jueves setenta velas siendo “la reina de corazones”, un trono que representa desde que se casara con Julio Iglesias en enero de 1971. Seguro que Preysler tiene otra vida, pero la que se conoce es la que ella misma ha contado desde que sus padres decidieran enviarla a estudiar a Madrid con 17 años para alejarla de un amor de juventud. Alta, delgada, de belleza exótica y con una melena pulida, la joven se instaló en casa de su tía materna.
En la alta sociedad madrileña conoció a Carmen Martínez Bordiu, nieta del dictador Francisco Franco, que se convirtió en su mejor amiga. Juntas salían de fiesta y, en una de ellas, Preysler conoció a Julio Iglesias. A punto de cumplir veinte años contrajo matrimonio. “Isabel lloraba de tristeza y amargura porque estaba embarazada, algo que solo sabían Julio Iglesias y Alfredo Fraile”, su representante entonces, desveló el periodista Jaime Peñafiel en una entrevista con EFE.
Un matrimonio que terminó en 1978 tras el nacimiento de tres hijos, Chábeli, Julio José y Enrique, por las ausencias del cantante y también por sus infidelidades. “Julio le puso los cuernos y por eso mami le tuvo que abandonar, porque tío Julio era incapaz de no ponerle los cuernos”, explicaba su hija Tamara Falcó en un programa de televisión.
En 1980 comenzó una relación sentimental con Carlos Falcó, marqués de Griñón -fallecido en marzo de 2020- una relación “perfecta”, según ella la define, que terminó en 1984, con una única hija en común, Tamara Falcó. Después se cruzó en su camino Miguel Boyer, entonces ministro de Economía y Hacienda del Gobierno socialista de Felipe González. Tras un gran revuelo social y muchas heridas abiertas, ambos optaron por una discreta boda civil el 2 de enero de 1988. Tuvieron en común a su hija Ana Boyer y permanecieron juntos 27 años, hasta la muerte del exministro en 2014, dos años después de sufrir un ictus del que el economista se había recuperado, aunque arrastraba problemas de movilidad.
Isabel Preysler enviudó con 63 años. Días tristes en los que se volcó en sus hijos y nietos, algún que otro evento social y el lanzamiento de una línea cosmética que presentó en uno de los salones de su casa de Madrid, arropada por obras de Chillida y Miró. Y entre proyecto y proyecto, una vez más, se puso en marcha la maquinaria del amor y apareció el Nobel Mario Vargas Llosa con el que ahora vive en la capital de España. “Por fin he sabido que la palabra felicidad tiene nombre y apellido: Isabel Preysler”, dijo el también premio Cervantes en el brindis de la cena con la que el autor de “La fiesta del Chivo” celebró su ochenta cumpleaños acompañado por su pareja, familiares, amigos y personalidades del mundo de la política y la sociedad en un hotel de Madrid.
Lleva muchos años encabezando las listas de las mujeres con más estilo de España. Su belleza y elegancia la han proclamado reina de corazones, es icono de la moda, las fiestas y " photocalls” la desean. EFE