En una carta dirigida a Austin, que Waltz publicó en su cuenta de Twitter, los nueve congresistas, “como veteranos de la ‘Guerra global contra el terrorismo’” señalan que tienen “serias reservas” ante la posibilidad de que se cierre la cárcel de Guantánamo, situada en la base naval del mismo nombre en Cuba.
Austin, primer afroamericano que dirige el Pentágono, dijo en su testimonio escrito de confirmación del cargo que ve llegada la hora de “cerrar las puertas” de esa cárcel, que hoy en día cuenta con unos 40 presos, entre ellos los autores intelectuales de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
”Son personas que realmente siguen en guerra con Estados Unidos”, subrayan los congresistas en su mensaje a Austin.
Los nueve firmantes de la carta le piden que reconsidere su plan y le recuerdan que Barack Obama que había prometido cerrar la cárcel para terroristas, cuando llegó a la Presidencia no lo hizo porque sus planes chocaron con “los datos de la realidad”.
”Muchos de nosotros pusimos en riesgo nuestras vidas para impedir que esos terroristas regresasen al campo de batalla para siempre. Algunos de nosotros incluso tenemos heridas permanentes por ello”, dicen en la carta los nueve congresistas al secretario de Defensa de la Administración del demócrata Joe Biden, que asumió el 20 de enero y fue vicepresidente con Obama.
Además de Waltz, firman la petición Jim Banks (Indiana), Steve Stivers (Ohio), Brad Wenstrup (Ohio), Ronny Jackson (Texas), Andrew Clyde (Georgia), Tony Gonzales (Texas), Guy Reschenthaler (Pensilvania) y Van Taylor (Texas), todos ellos excombatientes.
Actualmente hay 40 presos por terrorismo en Guantánamo y, aunque Austin no ha explicado qué haría con ellos una vez que la cárcel se cierre, los congresistas rechazan tanto la opción de la liberación y la devolución a sus países como la de que sean trasladados a cárceles en EE.UU.
Los congresistas mencionan datos del Departamento de Defensa que indican que el 30 % de los terroristas que han sido excarcelados de Guantánamo han vuelto a movilizarse contra las fuerzas de EE.UU. y sus aliados.
”Sin una ley de encarcelamiento por guerra, podemos vernos forzados a poner en libertad a esos individuos, lo que les permitiría restablecer sus redes y amenazar los intereses de seguridad nacional de EE.UU. y los de nuestros aliados”, escriben.
”Simplemente no podemos devolverlos a sus países y correr el riesgo de que se reenganchen con grupos terroristas”, señalan.Respecto a la posibilidad de un traslado a EE.UU. dicen que “no hay razón aceptable para traer terroristas a la patria” y que, además como la mayoría fueron capturados fuera del país, los jueces estadounidenses pueden ponerlos en libertad por “tecnicismos” o “lagunas legales”.
Waltz dijo en unas declaraciones al medio Free Beacon que los presos que quedan en Guantánamo “son los más duros, los menos arrepentidos y los más peligrosos”.