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PARÍS (AFP). Reuniones de Zoom, búsquedas en Google, compras en Amazon, intercambios en WhatsApp y veladas ante Netflix. Aunque ya tenían una posición dominante antes de la pandemia, los Gafam estadounidenses (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) y los Batx chinos (Baidu, Alibaba, Tencent y Xiamo) se han convertido en hegemónicos en 2020.
Estas “superestrellas” del capitalismo digital “dieron la impresión en este mundo donde tantas cosas que parecían sólidas se están derrumbando hoy día, de haber despegado del suelo e incluso (ser) invencibles”, resume la economista Joëlle Toledano, profesora de la Universidad Paris-Dauphine.
Mientras que los Estados gastan millones para evitar quiebras en serie y desempleo en masa, los precios de las acciones de estas tecnológicas no paran de subir desde enero: Facebook (+35%), Amazon (+67%), Apple (+68%). ¿Y qué decir de Zoom, creado en 2011 por un ingeniero californiano, cuya acción aumentó 600% en 2020? ¿O Airbnb que duplicó su valor en la Bolsa?
Por su parte, acantonadas durante mucho tiempo en el mercado local, las aplicaciones chinas empiezan a propagarse por todo el mundo: TikTok, pero también Shein o Likee.
La pandemia no solo reforzó a los gigantes tecnológicos, sino que también aumentó la sensibilización sobre la necesidad de regular estos conglomerados 2.0, cuya expansión se prosigue, a golpe de adquisiciones.
Tras los fracasos pasados –procesos largos y tardíos, multas poco disuasivas–, Europa generó una artillería de nuevas reglas que van desde la competencia hasta el odio en línea pasando por la transparencia de los algoritmos.
Las procedimientos se multiplican también en EE.UU. contra Google y Facebook por abuso de posición dominante. Obligados a rendir cuentas, los grandes jefes del “Big Tech”, como se conoce al sector, comparecieron en varias ocasiones ante el Congreso.
El poder del “Big Tech” recibe también fuertes críticas de la sociedad civil, pero esta rabia no les ha hecho cambiar sus modelos económicos.
La profesora de Harvard Business School, Shoshana Zuboff denuncia el “capitalismo de la vigilancia”, basado en la monetización de los datos personales. “La fábrica del siglo XXI que creó Google no tiene grandes chimeneas (...). Reposa en la inteligencia artificial y los productos que fabrica son predicciones de comportamientos humanos vendidos a los anunciantes”, explicaba.
La focalización publicitaria siempre existió, dice Jacques Crémer, de la Escuela de Economía francesa de Toulouse que encuentra “normal” que Facebook, Google o Twitter “utilicen datos que tienen de mí para mostrarme publicidad” .
“Hay que regular las plataformas, pero no convertirlas en chivos expiatorios”, agrega Crémer, autor de un informe sobre la regulación. “Son empresas increíblemente imaginativas, extraordinariamente bien gestionadas y que ofrecen una enorme calidad de servicio”.