El objetivo, explican a EFE desde el Ayuntamiento lisboeta, es descongestionar el uso del transporte público, uno de los vectores urbanos más importantes en la transmisión de la Covid, y, a su vez, aminorar el uso del coche privado. En este 2020, la ciudad, cuya orografía, tráfico y escasez de carriles bici han condicionado el uso de este medio en el pasado, ha puesto en marcha numerosas iniciativas públicas y privadas para impulsar el uso de la bicicleta en la urbe de la capital portuguesa. Desde el Ayuntamiento de Lisboa sostienen que la bicicleta es una alternativa “segura y sostenible” que ayudará a reducir la contaminación y los ruidos en la ciudad “y mejorará la calidad de vida y la salud de los lisboetas”.
Tres millones para adquirir bicicletas
El programa de apoyo a la adquisición de bicicletas impulsado desde el Ayuntamiento está dotado con tres millones de euros y hasta la fecha ya ha concedido casi dos mil ayudas por un valor total de 390.000 euros. El 59 % de las concesiones aprobadas se han destinado a la adquisición de vehículos convencionales, mientras que el resto son para bicicletas eléctricas. Con estas subvenciones a los residentes en Lisboa, el consistorio costea la mitad del precio de compra hasta un máximo de cien euros para las bicicletas convencionales, trescientos cincuenta euros en bicicletas con un sistema mixto (motor eléctrico y pedales) y quinientos euros en el caso de la compra de una bicicleta totalmente eléctrica.
La ampliación de la red de carriles bici, que ya cuenta con 150 kilómetros, pretende llegar hasta los 200 kilómetros en mayo de 2021 para impulsar su uso como medio de transporte diario y descongestionar la ciudad. Aún así, asociaciones ecologistas de Portugal reivindican que aún se necesitan más medidas de apoyo a la bicicleta que garanticen la seguridad de los usuarios.
El préstamo de bicis, en auge
El servicio de bicicletas municipales, gestionado por EMEL, acumula una media de más de cuatro mil viajes al día en la ciudad desde el confinamiento, cifras que han ido en aumento progresivo durante todo este 2020. Según ha confirmado a EFE el presidente de la Federación Portuguesa de Cicloturismo y Utilizadores de Bicicleta (FPCUB), José Manuel Caetano, “el uso de bicicletas en Lisboa ha aumentado significativamente en el último año”.
Para Caetano, las medidas que se han impulsado en Lisboa para potenciar el uso de la bicicleta han sido “efectivas”, ya que no sólo ha aumentado el uso privado o a través de la red municipal, sino que desde FPCUB confirman un “aumento significativo del número de socios, especialmente por parte de mujeres de mediana edad”.
Por su parte, António Gonçalves, presidente de la asociación portuguesa EcoMood, dedicada a promover la movilidad sostenible, alertó a EFE de que, actualmente, circular en bicicleta por Lisboa supone un “un riesgo de muerte, al compartir vía con coches y camiones”, debido a la ley de circulación vigente.
“Para fomentar el uso de la bicicleta sería necesaria la distinción entre ciclistas y usuarios de bicicletas, la velocidad entre un ciclista que hace ejercicio y un usuario normal puede ser de 30 kilómetros por hora aproximadamente”, indicó Gonçalves. Desde esta asociación proponen la conversión de zonas peatonales en zonas compartidas con los usuarios de bicicletas, en especial en tramos con mayor peligrosidad por el tráfico que acumula.
Capital verde
La ciudad de Lisboa ha afrontado su candidatura como Ciudad Verde Europea durante el 2020 impulsando numerosas iniciativas mientras lidiaba con los estragos ocasionados por la Covid. Además del impulso de la bicicleta como medio de transporte, Lisboa ha plantado cien mil árboles como parte de la ampliación de zonas verdes, además de ser sede de un completo programa de conferencias nacionales, como el ciclo ofrecido en la Academia de las Ciencias de Lisboa, la Green Week de la Fundación Calouste Gulbenkian.
También ha acogido el congreso europeo ITS y el Planetiers World Gathering y exposiciones repartidas por toda la ciudad como “Los Jardines Históricos y Botánicos” de la Biblioteca Nacional, el “Viaje por la Ilustración Científica en Portugal”, del Museo de Historia Natural, o “El Mar de Portugal como Nunca lo Vimos” en el Oceanário de Lisboa.
La agenda se extiende hasta 2021 con la inauguración de la exposición “Água” en el Pavilhão do Conhecimento del Centro Ciência Viva de Lisboa, evento que se centra en el acceso al agua potable.
Reducir las emisiones de CO2 hasta el 60 % para 2030, alcanzar la neutralidad carbónica en 2050, aumentar los espacios verdes hasta el 25 % en 2022 frente a las 250 hectáreas actuales, poner en marcha una red de distribución de agua reciclada o acondicionar zonas de baño en el río Tajo son algunas de las medidas que la capital lusa prevé acometer durante los próximos años.