Los controles a bordo de los trenes son sistemáticos en esta estación y la duplicación de las fuerzas de control en las fronteras del país, anunciada la semana pasada por el presidente francés Emmanuel Macron, es ya visible, pasando de cuatro o cinco policías a una decena durante estas operaciones.
En la primera parada de este tren en territorio francés, tres personas fueron detenidas por falta de documentos: una venezolana, un mauritano y un pakistaní.
“Es nuestro trabajo diario. Actualmente hay muchos migrantes que quieren pasar”, precisa Watremez. Estas tres personas, y las otras 14 interceptadas en el tren anterior, serán devueltas a España de conformidad con el Acuerdo de Málaga, firmado en 2002, que permite devolver a las personas controladas sin papeles en un plazo de cuatro horas.
“En comparación con 2019, se ha registrado un aumento del 25% en las intervenciones durante los tres primeros meses del año y un aumento del 50% entre julio y septiembre, después del primer confinamiento”, explica Yannick Garden, comandante de la policía de fronteras (PAF) de los Pirineos Orientales.
Desde principios de año, las fuerzas del orden han procedido a más de 11.000 detenciones, incluidas las negaciones de entrada y las readmisiones en la frontera, prosigue.
- Controles reestablecidos -
El silencio reina en lo alto del puerto de Balistres, que domina el extremo sur de la costa de Alberes, donde los Pirineos desembocan en el Mediterráneo.
Personas con zapatos desgastados recorren los numerosos senderos que rodean el puesto fronterizo.
“Los migrantes pasan por estos pequeños caminos. El sector es muy grande. Gracias a los drones obtenemos una vista aérea y, una vez que se identificó un paso eventual, enviamos a los colegas a esos puntos precisos”, explica Christophe, telepiloto de drone que forma parte de las fuerzas de la brigada aeronáutica de la PAF.
En una semana, seis personas han sido detenidas, precisa.
En la estación de Cerbère, trenes regionales llegan todo el día desde Portbou, lado español del puerto de Balistres, atravesado por dos túneles ferroviarios.
“Hay una estación de policía fronteriza en la estación. Pero cerraba a las 20H00. Los horarios no coincidían porque hay un tren que llega de Portbou justo después. Se veían migrantes descender sin ser controlados”, explica Jacques Ollion, responsable departamental de la Cimade de los Pirienos Orientales.
Gracias a la duplicación de los efectivos, las fuerzas de la policía de fronteras pueden ahora controlar día y noche.
Además de reforzar la vigilancia de las fronteras, Emmanuel Macron anunció también su voluntad de cambiar “en profundidad” las normas del espacio Schengen.
Este espacio, que entró en vigor en 1995, permite la libre circulación en 22 países de la Unión Europea, más Islandia, Suiza, Noruega y Liechtenstein. Sin embargo, Francia ya restableció los controles el 13 de noviembre de 2015, año marcado por varios atentados mortales.
Los agentes de policía, con el apoyo de una unidad móvil de la Compañía Republicana de Seguridad (CRS) y de la policía de las aduanas, detienen a todos los vehículos ligeros y una parte de los camiones que llegan de España a la estación de peaje de Perthus.
Alrededor del 60% de las intervenciones se concentran en este punto de entrada de la autopista, con más de 35.000 vehículos que pasan diariamente.
Sin embargo, el confinamiento redujo el tráfico de vehículos ligeros un 70%.