De acuerdo con las fuentes judiciales, el cargamento fue interceptado en el puerto de Amberes y se dirigía a Holanda.
En una nota, la justicia belga estimó el valor de mercado de ese cargamento en unos 450 millones de euros (unos 520 millones de dólares).
La interceptación de este cargamento coronó una investigación iniciada por las autoridades belgas a fines de 2019, con la captura de 2,8 toneladas de cocaína.
De acuerdo con la justicia belga, así fue posible desmantelar una red “bien estructurada, que aparentemente era responsable por enviar periódicamente grandes cantidades de cocaína desde América del Sur a través de Bélgica”.
Finalmente, el 27 de octubre las autoridades procedieron a la inspección de cinco contenedores de desechos de piezas metálicas, y en el interior de uno de ellos encontraron un contenedor de acero con el cargamento de 11,5 toneladas de cocaína.
La captura de este cargamento permitió el arresto de dos personas en Bélgica y una tercera en Holanda, informó la justicia belga.