“No haremos prisioneros. Si alguien toca a un miembro de las fuerzas de seguridad, y ya se lo he dicho a los generales, como mínimo deben terminar sin una mano”, lanzó.
“Es todo. No tenemos ningún lugar adonde retirarnos y no nos retiraremos”, continuó.
“El presidente nunca ha huido y no tiene intención de hacerlo”, advirtió Alexander Lukashenko.
Estas declaraciones amenazantes fueron pronunciadas durante un encuentro con dos nuevos altos responsables de las fuerzas de seguridad, tras una serie de nombramientos denunciados por la oposición como “un debilitamiento del poder”.
Desde su reelección el 9 de agosto, considerada como fraudulenta, el jefe del Estado, de 66 años, enfrenta un movimiento de protesta histórico que reúne cada semana a decenas de miles de manifestantes, pese a la represión policial y las detenciones.
Tras casi tres meses de protestas, Alexander Lukashenko, que gobierna desde hace 26 años, despidió el jueves a su ministro del Interior, Yuri Karayev, sancionado por la Unión Europea por su papel en la represión de las manifestaciones.
En su lugar nombró a Ivan Kubrakov, que anteriormente dirigía la policía en Minsk y que fue reemplazado en este puesto por Mijail Grib.
Según la agencia oficial Belta, Lukashenko se reunió el viernes con los dos hombres y señaló que de su trabajo “eficaz” dependen “como nunca, la estabilidad y el bienestar” del país.
Yuri Karayev y otros dos altos responsables de los servicios de seguridad fueron nombrados consejeros del presidente en la región de Grodno, la de Brest y en Minsk, lugares “particularmente peligrosos”, según Lukashenko, y marcados en las últimas semanas por una fuerte movilización contra el gobierno.
La víspera, Lukashenko propuso la creación de grupos de exmilitares y de policías equipados de armas para garantizar el orden.
Estos cambios en el aparato de seguridad se producen después de que la oposición llamara el lunes a una huelga nacional.