Armenios y azerbaiyanos acordaron en Moscú un cese el fuego con el fin de canjear prisioneros de guerra e intercambiar los cuerpos de los soldados caídos en el frente, y además se comprometieron a iniciar “negociaciones sustanciales” con el fin de lograr un “pronto” arreglo pacífico al conflicto.
El ministerio de Defensa de Armenia informó haber ordenado a las unidades militares karabajíes que cesen el fuego.
Aunque las sirenas no han dejado de sonar en la capital karabají, Stepanakert, la situación es mucho más tranquila que en las últimas jornadas, cuando la ciudad fue bombardeada por el Ejército azerbaiyano.
Según ha podido constatar Efe, los pocos habitantes que no han sido evacuados están expectantes, pero escépticos, ya que no hay plena confianza en que el alto el fuego vaya a ser duradero.
En el resto del enclave los combates continuaron anoche y durante las últimas horas en un intento de ganar posiciones antes del cese de las hostilidades.
Como en los días anteriores, los ataques se centran en el flanco sur, cerca de la frontera con Irán, donde Bakú aseguró haber conquistado una ciudad estratégica, Hadrut, algo que fue negado por Ereván.
Ambos bandos se acusaron mutuamente de ataques con artillería, aviación y drones de combate contra objetivos civiles, tanto en el Karabaj como en localidades de Armenia y Azerbaiyán.
Justo después de la entrada en vigor del alto el fuego, Ereván denunció un ataque con misiles contra la región de Kapán, en territorio armenio, incidente que Bakú calificó de “provocación informativa”.
“Hay muertos y heridos”, precisó Artsrún Ovannisián, portavoz de Defensa.
La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, alertó el viernes sobre el sufrimiento de la población civil y el bombardeo de un gran número de viviendas y escuelas, y denunció el uso de armamento prohibido como bombas de racimo.
El ministro de Exteriores armenio, Zohrab Mnatsakanián, destacó tras más de diez horas de negociaciones con su colega azerbaiyano en Moscú que ahora una de las claves es conseguir que el alto el fuego se afiance con el fin de impedir la reanudación de los combates.
Al respecto, el presidente azerbaiyano, Ilham Alíev, aseguró el viernes en una alocución televisada a la nación que ahora “el conflicto se decide por la vía militar” y sólo después se abordará un arreglo político.
Armenios y azerbaiyanos acordaron también anoche mantener invariable el formato negociador vigente desde el fin de la primera guerra en 1994, aunque Bakú insiste en involucrar a Turquía en las conversaciones, a lo que se opone categóricamente Ereván.