La mitad del premio recayó en Penrose, de 89 años, por demostrar “que la formación de un agujero negro es una predicción sólida de la teoría de la relatividad general” y la otra mitad del premio se la reparten Genzel, de 68, y Ghez, de 55, por descubrir “un objeto compacto y extremadamente pesado en el centro de nuestra galaxia”, explicó el jurado.
Andrea Ghez se convierte así en la cuarta mujer que gana un Premio Nobel de Física, el más masculino de los seis prestigiosos galardones, una distinción que la científica aseguró tomarse “muy en serio”.
“No sabemos qué contiene el agujero negro, no tenemos ni idea, por eso es algo tan exótico, es algo que nos intriga, que nos hace ir más allá en los límites de la comprensión”, dijo la premiada, localizada por teléfono por la Fundación Nobel.
Penrose ha utilizado desde 1965 la matemática para probar que los agujeros negros pueden formarse y convertirse en una entidad de la que nada, ni siquiera la luz, puede escapar. Sus cálculos demostraron que los agujeros negros son una consecuencia directa de la teoría de la relatividad general de Einstein.
Desde los años 90, Genzel y Ghez han investigado conjuntamente una zona llamada Sagitario A*, en el centro de la Vía Láctea. Usando los mayores telescopios del mundo, descubrieron un objeto pesado e invisible, unos cuatro millones de veces más grande que la masa de nuestro sol, que atrae a las estrellas cercanas y da a nuestra galaxia ese característico aspecto de torbellino.
Los agujeros negros supermasivos son un enigma de la astrofísica, sobre todo por la manera en que llegan a ser tan grandes, y su formación centra muchas investigaciones. Los científicos piensan que devoran, a una velocidad inaudita, todos los gases emitidos por las galaxias muy densas que les rodean.
Como son invisibles, sólo se pueden observar por contraste, viendo qué fenómenos generan a su alrededor. Una primera imagen revolucionaria fue revelada al mundo en abril de 2019: el primer “agujero negro” inmortalizado directamente.
En 2019, el Nobel de Física fue para tres cosmólogos, el canadiense-estadounidense James Peebles, que siguió los pasos de Einstein para aclarar los orígenes del universo, y los suizos Michel Mayor y Didier Queloz, quienes revelaron la existencia de un planeta fuera del sistema solar.
Casi un millón de euros
Los Nobel se están anunciando esta semana como estaba previsto, pero el nuevo coronavirus ha provocado la cancelación de la ceremonia de entrega de los premios el 10 de diciembre en Estocolmo. Los galardonados, que se reparten cerca de un millón de euros por cada disciplina, recibirán el premio en su país de residencia.
El lunes, el de Medicina confirmó la superioridad de los estadounidenses en el palmarés de las disciplinas científicas al recaer en Harvey Alter y Charles Rice, junto con el británico Michael Houghton, por su papel en el descubrimiento del virus causante de la hepatitis C.
Le seguirá el miércoles el de Química, que podría recompensar un gran descubrimiento biomédico: las “tijeras Crispr”, que permiten cortar un gen, desarrolladas por la francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna. También podría ir a parar a un pionero en la secuenciación del genoma, el estadounidense Leroy Hood, según la radio sueca SR.
Otros candidatos: los nanocristales o los estudios de los estadounidenses Harry Gray, Richard Holm y Stephen Lippard sobre el papel de los iones metálicos en biología.
La Academia Sueca anunciará el jueves el premio de Literatura, el más esperado junto con el de la Paz, que se conocerá el viernes en Oslo. Los críticos consultados por la AFP mencionaron una quincena de posibles ganadores del prestigioso galardón de Literatura, con perfiles que van desde la estadounidense-caribeña Jamaica Kincaid al albanés Ismail Kadaré pasando por la canadiense Anne Carson o el francés Michel Houellebecq.
La única recompensa no prevista en el testamento del inventor sueco, el premio de Economía “en memoria de Alfred Nobel”, creado en 1968, cerrará la temporada el próximo lunes.