Un total de catorce personas están acusadas por haber brindado presuntamente apoyo logístico a los tres autores materiales de los ataques, quienes murieron tras cometer sus crímenes. Los atentados dejaron 17 fallecidos entre el 7 y el 9 de enero de 2015 y consternaron a Francia y al mundo.
Con sus rostros parcialmente cubiertos con mascarillas debido a la crisis del covid-19, los sobrevivientes y los familiares de las víctimas se sentaron en la sala principal del tribunal, frente a los 11 acusados presentes. Los otros tres serán juzgados en ausencia.
Entre ellos se encontraban Lassana Bathily, uno de los rehenes del supermercado Hyper Cacher; y el director de Charlie Hebdo, Riss. Todos tuvieron que hacer frente a una multitud de cámaras de periodistas de todo el mundo y a un colosal aparato de seguridad.
Cientos de policías fueron desplegados fuera y dentro de la corte, que estaba totalmente acordonada.
Al inicio de la audiencia, Isabelle Coutant-Peyre, la abogada de uno de los principales acusados, criticó la celebración del juicio y denunció el trato “injusto” que según ella recibía su cliente, acusado de “complicidad” en los ataques.
“Simpatizo con el sufrimiento de todas las víctimas, irreparable y definitivo”, pero “podría haberse evitado si los servicios de inteligencia y vigilancia hubieran hecho su trabajo seriamente”, dijo la letrada.
Sus declaraciones fueron inmediatamente consideradas “indecentes” y “odiosas” por los abogados de las partes civiles.
- Caricaturas de Mahoma -
Para marcar la apertura del juicio, Charlie Hebdo decidió volver a publicar las caricaturas del profeta Mahoma que entrañaron la matanza.
“En el fondo, de eso se trata el espíritu de Charlie, de negarse a renunciar a nuestras libertades”, dijo el abogado de la publicación, Richard Malka. El semanario se vendía como pan caliente el miércoles por la mañana en Francia.
En los próximos dos meses y medio, 150 testigos y expertos declararán ante un tribunal especial de lo penal en París. Las audiencias se filmarán íntegramente para la constitución de archivos históricos de justicia, una novedad en un caso de terrorismo.
Los catorce imputados están acusados por haber brindado un presunto apoyo logístico a los hermanos Said y Chérif Kouachi, que mataron a 12 colaboradores del semanario, y a Amédy Coulibaly, que 48 horas después asesinó a cuatro judíos en una toma de rehenes en un supermercado de productos kósher y abatió a una policía municipal en un suburbio de París.
Tres de ellos, sin embargo, serán juzgados en ausencia: Hayat Boumeddiene, compañera de Coulibaly y figura del yihadismo femenino, y los hermanos Belhoucine, que partieron pocos días antes de los atentados hacia la zona iraquí-siria.
Según varias fuentes, los hermanos Belhoucine estarían muertos, aunque su deceso no ha sido confirmado oficialmente. Por su parte, Boumeddiene, quien se creyó durante un tiempo que estaba muerta, se encontraría en Siria.
Este juicio tiene “un doble interés”: “buscar la verdad” y ofrecer “un momento de expresión” a las víctimas, dijo el fiscal nacional antiterrorista Jean-François Ricard.
Prueba de ello es que las primeras semanas de la audiencia estarán dedicadas a los testimonios de las 200 partes civiles. El avance de la investigación y el interrogatorio de los imputados vendrán después.
- “Frustración” -
En el plano penal, los jueces antiterroristas han retenido los cargos más graves -“complicidad” en delitos terroristas, castigado con cadena perpetua- contra el mayor de los hermanos Belhoucine, Mohamed, y contra Ali Riza Polat.
Este amigo íntimo de Amédy Coulibaly es sospechoso de haber jugado un papel central en los preparativos de los atentados, en particular el suministro del arsenal utilizado por los tres atacantes, algo que él niega.
Los otros acusados son juzgados principalmente por “asociación criminal terrorista” y podrían ser condenados a hasta 20 años de cárcel. Sólo uno comparece libre bajo vigilancia judicial por “asociación delictiva”, delito punible con diez años de prisión.
La ausencia de los hermanos Kouachi y de Coulibaly es un “motivo de frustración”, admitió la Fiscalía Nacional Antiterrorista, pero esta negó de plano la idea de que los 14 acusados sean “gente sin interés”.
Los atentados de enero de 2015 precedieron a una serie de ataques islamistas en Francia, entre ellos los del 13 de noviembre en varios puntos de París y su periferia norte, en los que perecieron 130 personas y resultaron heridas otras 350. Cinco años después, la amenaza terrorista se mantiene a un nivel “altísimo”, según el ministerio del Interior francés.