Esta mujer de 32 años lleva trabajando desde casa desde marzo. Y en junio llegó -al mismo tiempo que el invierno austral- el segundo brote de la epidemia. Está deprimida porque, como millones de personas, tendrá que vivir aislada otras seis semanas.
"Entiendo que refuercen el confinamiento", dice, pero considera "crueles e insensatas" las reglas que permiten recibir la visita del cónyuge y no la de un amigo.
Desde el comienzo de la pandemia de coronavirus, los expertos advierten que la lucha contra la covid-19 implicará altibajos, progresos pero también contratiempos.
A Katherine Reed, saberlo no le ayuda.
Australia fue elogiada por su gestión eficaz de la primera ola. Pero algunos nuevos brotes de contagio en Melbourne y su región en junio quedaron fuera de control.
- Una “ciudad fantasma” -
El estado de Victoria, que ha registrado cientos de casos al día, ha endurecido gradualmente las medidas.
Melbourne queda sometida a un toque de queda nocturno de 20H00 a 5H00 de la madrugada, hasta el 13 de septiembre. A partir del jueves por la mañana, sólo los comercios esenciales podrán abrir. La mascarilla es obligatoria. Por el día, los habitantes de Melbourne no pueden desplazarse a más de cinco kilómetros de sus viviendas.
Bill Morton, un librero de la segunda ciudad más grande del país, lamenta ver su barrio, normalmente "animado", convertido en una "ciudad fantasma". Y esta extraña impresión de que las campanas del tranvía resuenan mucho más y durante más tiempo, cuando en realidad es porque las calles están desiertas.
"La gente está bastante desmoralizada", declara Morton a la AFP. "Casi todo está cerrado. Es un ambiente muy extraño, casi inquietante".
Melbourne es la capital cultural del país, pero sus teatros y salas de conciertos están silenciosos, y sus restaurantes, cerrados, lo cual genera incertidumbre entre los empleados.
Andrew Park, propietario de un bar, logró limitar el daño centrándose en los cócteles para llevar. Pero es una solución temporal.
"Los peatones están desapareciendo", dijo a la AFP. "Me preocupa que la gente simplemente deje de hacer pedidos a los pequeños comercios".
- “Años para recuperarse”-
El primer ministro de Victoria, Daniel Andrews, ha advertido que su estado tardaría “años en recuperarse”.
Morton estima en un 25% la caída del volumen de negocio de su librería desde el comienzo de la pandemia. Y ahora depende de las ayudas del gobierno y de los mecanismos puestos en marcha para aplazar el pago del alquiler.
"Podemos aguantar un tiempo, pero no aguantaremos indefinidamente con esta caída de los ingresos", advierte.
"Hay mucha preocupación entre todos los comerciantes que se preguntan cómo superarán esta prueba", dice, asegurando que muchos han cerrado.
Maggie May, quien dirige una tienda de souvenirs con su marido, adaptó la actividad durante los primeros meses de la epidemia y empezó a vender en línea. Fue un reto, pero también una experiencia.
"Pasas el tiempo tratando de volver a motivarte porque si te dejas llevar por la preocupación, no se hace nada y terminas el día aún más angustiada", resume.
Victoria cuenta con unos 12.000 de los 19.000 casos de coronavirus registrados en lo que va de año en todo el país. También es el estado con más víctimas, con 147 muertos de un total nacional de 232.