Así lo justificó el viceministro de Salud, Mitoha Ondo’o Ayekaba, en unas declaraciones a Efe desde Malabo, en las que explicó que están retomando la publicación de cifras un mes después “porque vemos que todo el mundo está un poquito más relajado, pero no podemos coger y publicar todo de golpe porque no es esa la realidad”.
El Gobierno ecuatoguineano alega que hubo un cambio de estrategia el 15 de junio, con el comienzo de un "testeo masivo", y los datos del último mes se publicarán "en dos semanas como mucho", según el viceministro.
Hasta la fecha, se tenía constancia de 3.071 casos y 51 fallecidos en este país de unos 1,3 millones de habitantes, según las cifras ofrecidas al diario digital afín al Gobierno Ahora EG por los "responsables de las estadísticas del comité técnico de vigilancia y respuesta a la pandemia".
La última comparecencia del ministro de Sanidad y Bienestar Social, Salomón Nguema Owono, ante los medios informativos fue el 15 de mayo y no se volvió a hacer una comunicación oficial hasta hoy.
Según el informe de situación epidemiológica del país centroafricano, avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y al que ha tenido acceso EFE, se contabilizan 2.350 casos y 41 fallecidos, así como 660 pacientes recuperados, desde el 13 de marzo, cuando se comunicó el primer contagio, al 15 de junio.
"La evolución no va a ser distinta a la que está habiendo ahora y (la tendencia) es a la baja", adelantó Ondo'o.
Falta de transparencia
Guinea Ecuatorial publicaba los casos casi de forma diaria hasta finales de mayo, cuando iban a llegar a los 1.000 y se vivió un parón en las informaciones, coincidiendo a su vez con la salida de la representante de la OMS en el país, la burundesa Triphonie Nkurunziza, a petición de las autoridades ecuatoguineanas.
El primer ministro de Guinea Ecuatorial, Francisco Pascual Obama Asue, llegó a acusar después a la representante de falsear las cifras de la COVID-19 en el país.
Desde el Gobierno justifican que se "instrumentalizó la información" y la transparencia del Ejecutivo para "desacreditar la labor que estaba haciendo el Gobierno", y la publicación de información llegó a ser "un elemento de distracción considerable" para la población, por lo que dejaron de hacerlo.
"Los ecuatoguineanos están al día de la evolución de la pandemia, estamos dando información de todo lo que estamos haciendo", apuntó, no obstante, el viceministro.
La salida de Nkurunziza no ha enturbiado las relaciones entre la OMS y el Gobierno ecuatoguineano que son "muy buenas" y "no podrían ser mejores".
Sin embargo, voces críticas, como la del partido opositor Convergencia para la Democracia Social (CPDS), consideran que este silencio del Gobierno solo ha servido para que la población interprete "el mensaje como la señal de retorno a la vida normal y libre de medidas de protección".
El Ejecutivo asegura que la campaña de testeo masivo, así como la llegada de una brigada de 76 médicos cubanos el pasado 6 de julio para ayudar a combatir la pandemia, han conseguido liberar las unidades de cuidados intensivos (UCI), reducir las muertes y doblegar la curva de la enfermedad.
Desde su independencia de España en 1968, Guinea Ecuatorial está considerada por grupos pro derechos humanos uno de los países más represivos del mundo, debido a las acusaciones de detenciones y torturas de disidentes y a las denuncias de fraudes electorales.
El jefe de Estado ecuatoguineano, Teodoro Obiang, que dirige el país con mano de hierro desde 1979, cuando derrocó a su tío Francisco Macías mediante un golpe de Estado, es el presidente que más tiempo lleva en el poder en el mundo.