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“Estamos viendo que el área metropolitana está contagiando al resto del país”, expresó el mandatario de Argentina en un vídeo difundido este viernes, en los diversos medios de comunicación del país.
Los casos de COVID-19 en Argentina superaron el jueves la barrera de 50.000, en vísperas de endurecer restricciones al confinamiento en el gran foco de la enfermedad localizado en la ciudad de Buenos Aires y alrededores, informó el Ministerio de Salud.
Conforme a las declaraciones de Fernández, en la provincia -a partir del retroceso en la cuarentena- solo podrán operar aquellos locales y servicios esenciales además, se harán estrictos controles en el transporte público y otros. “Aislarse genera tedio, enojo, malestar, no poder abrazar nos pone mal. Pero estamos cuidando la vida”, apuntó.
El diario Clarín en su portal digital, indicó que el presidente pidió que “por esos 1.000 argentinos” que ya no están, se acaten las disposiciones de la cuarentena.
Sobre el aspecto económico -en el que se ven golpeados cientos de comercios que volverán a cerrar sus locales- Fernández subrayó que “el problema económico no es la cuarentena, el problema económico es la pandemia y eso afecta por igual a todos”.
Según reporta AFP, el cómputo global de muertos llegó a 1.150 desde los primeros contagios en marzo, con 34 fallecimientos reportados este jueves.
Otro nuevo récord de 2.606 contagios llevó la cuenta global a 52.444, en tanto que 14.788 personas se recuperaron desde que se declaró la enfermedad.
"Estamos muy lejos de resolver el problema. Hay que ser muy firmes y duros, y hacer entender que circular (por la calle y otros lugares públicos) es un riesgo enorme", dijo esta semana el presidente Alberto Fernández, al sugerir que habrá nuevas medidas que se anunciarán el viernes y que implican volver atrás con ciertas reaperturas de actividades.
La tasa de contagio es de 88 casos por cada 100.000 habitantes, en un país de 44 millones, según cifras oficiales.