Un grupo de trabajo deberá presentar antes del 24 de julio una serie de propuestas para “ayudar a Minneapolis a adoptar un nuevo modelo para garantizar la seguridad pública”, indicó el concejo municipal en su resolución, aprobada por unanimidad.
Entre quienes se encargarán de redactar esas propuestas habrá miembros de la policía, así como expertos en derechos cívicos, igualdad y relaciones intercomunitarias.
La policía actual no desaparecerá a corto plazo, ya que está previsto que el proceso dure un año.
El concejo municipal había anunciado el domingo su voluntad de desmantelar su policía, acusada de ser “estructuralmente racista” a raíz de la muerte de Floyd, un hombre de 46 años asfixiado por un policía blanco que le clavó la rodilla en el cuello durante casi nueve minutos el 25 de mayo.
El vídeo de su agonía, difundido en las redes sociales, provocó la mayor ola de protestas en décadas en Estados Unidos. Y la cólera contra el racismo y las brutalidades policiales se propagó al resto del mundo.
El policía que mató a Floyd, Derek Chauvin, y los otros tres agentes presentes en el lugar del arresto han sido imputados.
Para la municipalidad, la decisión muestra su “compromiso compartido para lograr un cambio profundo” de la seguridad pública de Minneapolis “para que cada miembro” de la comunidad “pueda estar realmente seguro”, afirmó la presidenta del concejo, Lisa Bender, en un comunicado.
Varios miembros del equipo municipal pidieron que el desmantelamiento de la policía se someta a votación el 3 de noviembre.
En su resolución, el concejo recordó que Floyd se suma a una “larga lista trágica” de víctimas de la violencia policial en Minneapolis.
Su muerte es “una tragedia que muestra que ninguna reforma impedirá la violencia letal y los abusos de algunos miembros de los servicios de policía contra miembros de nuestra comunidad, especialmente las personas negras y de color”, añadió.