BOGOTÁ. Conocido por su alias criminal, el confeso sicario ya había pasado 23 años en la cárcel tras someterse a la justicia en 1992. Hasta entonces fue uno de los hombres más cercanos a Pablo Escobar, el temido jefe del cartel de Medellín, que exportó miles de toneladas de droga a Estados Unidos. Según el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) , Popeye fue capturado nuevamente el 25 de mayo de 2018 acusado de “concierto para delinquir y extorsión’.
Llegó a presentarse como el jefe de pistoleros del capo de la cocaína. En una entrevista con la AFP en 2015, Popeye dijo haber asesinado a “por lo menos 250 personas, quizás 300” por instrucciones de su “patrón”.
Figura icónica del mal, Escobar libró una guerra sin cuartel contra el Estado colombiano para evitar su extradición a Estados Unidos, que estuvo marcada por la detonación indiscriminada de carros bomba y el secuestro o asesinato de líderes políticos, periodistas y jueces. El jefe mafioso murió a manos de la policía colombiana el 2 de diciembre de 1993 en la ciudad de Medellín.
En prisión, Popeye se hizo famoso por su locuacidad e historias de fábula sobre su vida criminal. Velásquez quiso “engrandecerse (...) y justificar su actividad criminal”, pero su papel fue más de “publicista de las acciones criminales del Cartel de Medellín”, dijo recientemente a la AFP el exvicepresidente y general retirado Óscar Naranjo, uno de los hombres qué mas persiguió a Escobar. Ya en libertad, el sicario siguió con su campaña de autopromoción y llegó a tener un canal en Youtube, con episodios que alcanzaron el millón de seguidores. En 2018 fue recapturado por un caso de extorsión tras ser sorprendido por la policía en la fiesta de un jefe de la llamada Oficina de Envigado, dedicada al narcotráfico.