“Es un día triste para nuestro parlamento (...) porque nuestras generaciones vieron caer muros”, lamentó el presidente de la Eurocámara, David Sassoli, en una ceremonia de su grupo político titulada “No es un adiós, es un hasta luego”.
Las lágrimas corrían por las mejillas de varios eurodiputados socialdemócratas, como su jefa de filas Iratxe García, a horas de que los diputados británicos abandonen el hemiciclo como decidió el Reino Unido en un referéndum en 2016. A las 17:00 GMT, tras dos horas de debate, el pleno de la Eurocámara se pronunciará sobre el acuerdo de divorcio cerrado en noviembre entre Londres y Bruselas tras casi tres años de giros inesperados, especialmente, en el Reino Unido. El voto favorable se da por hecho, máxime cuando la comisión parlamentaria competente lo adoptó la semana pasada por 23 votos contra 3 y cuando la UE ansía pasar la página de un Brexit que consume su energía desde hace años.
El protagonismo recae así en los eurodiputados británicos que, a las 23:00 GMT del viernes, dejarán de serlo, especialmente en Nigel Farage, adalid del brexit, y que ya convocó una fiesta el viernes en Bruselas para celebrarlo.
“Es la fecha más importante desde que Enrique VIII nos sacó de la iglesia de Roma. Nos vamos del Tratado de Roma”, aseguró en rueda de prensa Farage, para quien países como Dinamarca, Italia o Polonia seguirán los pasos del Reino Unido. A diferencia de los partidarios del Brexit, las instituciones europeas mantienen perfil bajo. La firma oficial del acuerdo el viernes por los presidentes de la Comisión y el Consejo europeos se hizo de madrugada y sin periodistas.
La Eurocámara parece seguir la misma línea. Su presidente convocó a una “corta ceremonia” tras la votación. La retirada de las banderas británicas de las instituciones europeas tampoco contarán con una ceremonia oficial. “Esto se hará con toda la dignidad necesaria”, aseguró no obstante una portavoz del Parlamento Europeo, precisando que un ejemplar de la Union Jack se conservará en la Casa de la Historia Europea de Bruselas.
“No dejamos Europa”
El Reino Unido se encamina a poner fin a 47 años de tumultuosa relación con sus socios europeos. Su embajador ante la UE, Tim Barrow, presentó en la mañana el documento formal de ratificación y solo queda completar el trámite del lado europeo. La marcha da la puntilla a una UE que superó, aunque no indemne, una crisis económica y otra migratoria en los últimos años y que fía su porvenir a políticas de crecimiento “verde” y mayor control de sus fronteras. “Aunque dejemos las instituciones de la UE, no dejamos Europa”, dijo el martes en Bruselas el secretario de Estado británico Christopher Pincher, abogando por una “cooperación amistosa” basada “en un acuerdo de libre comercio”.
Con el divorcio encaminado, la atención se centra en el acuerdo sobre la futura relación, especialmente comercial, que ambas partes deberán cerrar para finales de 2020, cuando termina el período de transición previsto. Pero, con su retirada de la UE, el Reino Unido recupera también su libertad para negociar acuerdos comerciales con terceros países, como el Estados Unidos de Donald Trump que ya ha puesto los ojos en su aliado transatlántico.
Washington, cuyo jefe de la diplomacia Mike Pompeo viaja este miércoles al Reino Unido, convirtió en una prioridad cerrar un acuerdo comercial con el gobierno británico de Boris Johnson en 2020, generando recelos en la UE. “Solo esperamos que el Reino Unido continúe teniendo una relación tradicional tanto con la UE como con Estados Unidos”, aseguró la víspera Sassoli a la AFP, para quien es “de interés para todos” cooperar. Pero la relación a ambos lados del Canal de la Mancha no será la misma, advirtió el negociador europeo Michel Barnier: “Sea cual sea el acuerdo que alcancemos (...), el Brexit será siempre una operación destinada a limitar los daños”.