La investigación policial se inició gracias a las denuncias de dos de las víctimas, que indicaron la existencia de un clan familiar de origen paraguayo que, presuntamente, se dedicaba a la captación y explotación sexual de mujeres de su mismo país.
La operación culminó con la entrada y registro del apartamento, donde los agentes encontraron documentación que incrimina a los detenidos: dos mujeres de Paraguay (la líder de la red y su hermana) y un hombre español que es pareja de una de ellas, detalló la policía española.
Los detenidos captaban a mujeres jóvenes de su país con grandes necesidades económicas, a las que prometían un trabajo en España como camareras para convencerlas, les sufragaban todos los gastos del viaje y les prometían una vida mejor, comprando billetes de avión con destino a Roma o París.
Una vez que las mujeres entraban en Europa, eran enviadas a Bilbao, desde donde eran trasladadas a apartamentos de citas de Baracaldo o Canet (Francia) y allí les informaban del trabajo que realmente iban a ejercer.
La explotación empleaba el método habitual de forzar a las mujeres a pagar la “deuda” por el traslado a España, y además nunca recibían la parte del dinero prometido y eran sometidas a condiciones de trabajo extremas y controladas por cámaras de vigilancia.
Los detenidos están acusados de delitos de tráfico de seres humanos con fines de explotación sexual, contra los trabajadores extranjeros y pertenencia a organización criminal.