El poderoso comandante iraní, enterrado este miércoles, fue aclamado como un “mártir vivo” en la República Islámica por sus hazañas militares y estratégicas, que incluyeron detener al grupo Estado Islámico (EI) cuando arrasaba Irak y Siria.
Soleimani encabezó las operaciones de Irán en Oriente Medio como jefe de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución, dominando las milicias sustitutas chiitas, y algunos aliados sunitas, en una carrera en la que el presidente Donald Trump lo calificó de “monstruo”.
Después de su asesinato, a los 62 años, en un ataque de drones estadounidenses en Bagdad, algunos observadores dicen que su condición de mártir crecerá, convirtiéndolo en un símbolo para los dispares grupos proiraníes que él guió y fomentó.
Soleimani era una figura polarizante, incluso dentro de su propio país, y las fuerzas proiraníes tienen sus propias agendas y estrategias, pero la naturaleza dramática de su muerte podría servir como elemento unificador.
El llamado “eje de resistencia” iraní, que se extiende desde Irán hasta el Mar Mediterráneo, se “galvanizará para centrarse más en su objetivo final, que es la retirada de Estados Unidos de gran parte de Oriente Medio”, afirmó a la AFP Ellie Geranmayeh, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
Soleimani, ¿el Che de Medio Oriente?
La muerte de Soleimani impulsó al pueblo iraní a salir a las calles de Teherán el lunes.
Al día siguiente, la tragedia azotó su ciudad natal, con más de 50 personas muertas en una estampida durante una procesión fúnebre masiva.
En las redes sociales, los partidarios publicaron ilustraciones del comandante asesinado que es recibido en el cielo. Y en otras partes de las comunidades musulmanas chiitas, en que Soleimani era visto como un campeón frente a la agresión sunita, hubo expresiones de dolor, ira y determinación.
“La sangre de los mártires no es sólo iraní o iraquí, sino que pertenece a la comunidad musulmana y a los hombres libres de todo el mundo”, dijo un funcionario hutí en Saná, la capital yemení controlada por la milicia chiita respaldada por Irán.
En una ceremonia de duelo en la Franja de Gaza, Soleimani fue elogiado por el movimiento militante palestino Yihad Islámica. En el Líbano su imagen se elevó a lo largo de una carretera que conduce al aeropuerto y en varios bastiones del Hezbolá.
Dentro del aeropuerto de Beirut, mujeres vestidas de negro, que arrivaban desde la ciudad iraquí de Najaf, llevaban su retrato mientras caminaban por la zona de llegadas, coreando “¡Muerte a Estados Unidos!”, en escenas que se volvieron virales.
Soleimani era el comandante militar más importante e influyente en el eje de resistencia.
“Ha invertido toda su vida en disuadir a los neoimperialistas de la región”, comenta Lokman, un universitario libanés de 22 años. “Creo que su asesinato revivió la conciencia colectiva de decenas de millones de personas en la región, impulsándolas a levantarse contra la opresión y explotación de Estados Unidos y sus aliados”.
Desde su muerte, Soleimani es aclamado como el “Che Guevara de Oriente Medio” por muchos sectores, pero los cismas y fracturas de la región presentan un panorama mucho más complejo.
“Están envolviendo a Soleimani como este gurú de la política exterior, mártir, estratega, lejos del discurso que era un terrorista y responsable de la pérdida de vidas”, dijo Sanam Vakil de la Chatham House, con sede en Londres.