“Vamos a reagrupar las facciones de la resistencia en una sola entidad para reaccionar frente a Washington”, dijo en un comunicado Naser Al Chemmari, el número dos de Nujaba, una de las facciones proiraníes más radicales del Hashd Al Chaabi.
Esta coalición reagrupa a paramilitares proiraníes, ahora integrados en las fuerzas de seguridad iraquíes.
Su número dos, Abu Mehdi Al Muhandis, murió el viernes junto a Soleimani en el ataque estadounidense en Bagdad.
El líder chiita Moqtada Sadr reactivó su Ejército del Mehdi, que mató a decenas de soldados estadounidenses durante la ocupación de Estados Unidos a partir de 2003, antes de su disolución. También pidió la unión de las “facciones iraquíes de la resistencia”.
El exlugarteniente de Moqtada Sadr, Qais Al Khazali, que se había convertido en su gran enemigo, sigue actualmente la misma línea. El ahora jefe del grupo Asaib Ahl Al Haq prometió a los estadounidenses “el infierno encima de sus cabezas”.
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“Estamos en contacto con Hezbolá e Irán”, dijo además Chemmari, en referencia al movimiento chiita libanés, un pilar del movimiento pro Irán.
“La batalla llegó hoy al corazón de los países aliados de Washington en la región que empujan para que nos ataquen”, añadió, en referencia a Israel y a los países del Golfo. “Vamos a hacer una guerra contra la presencia estadounidense en todos los lugares de la región que podamos alcanzar”.
La muerte de Soleimani y Mouhandis provocó llamamientos de venganza en Irán e Irak, lo que hace temer un posible conflicto regional. En Bagdad, el parlamento reclamó el domingo al gobierno la expulsión de las tropas extranjeras del país.
Estados Unidos, que lidera la coalición internacional contra los yihadistas, anunció el lunes su retirada y luego afirmó que fue un error.