La convocatoria este domingo es para una marcha hacia la casa del presidente Sebastián Piñera, que celebra sus 70 años. Luego, al final de día, se buscará reunir a miles de personas frente al palacio presidencial de La Moneda para reclamar “cambios reales y no por un paracetamol y para la casa”, dice el mensaje.
El movimiento, convocado a través de redes sociales y sin liderazgo político visible, grita su escepticismo frente a todas las instituciones.
Después del estallido el 18 de octubre con incendios, destrozos y saqueos en varias estaciones de metro de Santiago y supermercados, Piñera decretó el estado de emergencia y sacó los militares a la calle por unos días. Pero tras seis semanas de protestas contra la desigualdad social, Chile cuenta 23 muertos -cinco a manos de fuerzas del Estado- y miles de heridos, entre ellos casi 300 con lesiones oculares. Las fuerzas de seguridad son investigadas por más de 2.000 casos de violaciones a los derechos humanos, informó la Fiscalía.
Acosado por la potencia del movimiento Chile Despertó, que recibe el apoyo de más del 65% de la población según la encuestadora Cadem, Piñera, de derecha, enterró su plan intentando responder a los reclamos. “Piñera ha hecho anuncios pobres, sigue creyendo que nos conformamos con limosnas” , afirma Cecilia Castillo, una administradora de 32 años en la última marcha en plaza Italia de Santiago.
En lo que ya es el mantra de esta primavera chilena, Castillo repite: “Estamos hartos de un Estado que no aporta en educación, salud y que nos da una vejez miserable”.
Gestos políticos
El Presidente anunció una agenda social con un leve aumento de salario mínimo, entre otros puntos, y luego se sumó a un histórico pacto para redactar una nueva Constitución en reemplazo de la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Sin embargo, los gestos políticos han quedado opacados por los saqueos y enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que muestran esa rabia que cambió el rostro del país más estable de América Latina. El abogado constitucionalista Jaime Bassa dijo a la AFP que “a pesar de su carácter histórico, el acuerdo por la nueva Constitución aborda sólo una de las cuatro dimensiones de la actual crisis política y social” .
“Quedan pendientes la agenda social, de orden público y las violaciones a los derechos humanos, cada una de las cuales debe avanzar a sus respectivos ritmos. Sin perjuicio que una nueva constitución es parte de las soluciones a la crisis social, no es posible pensar que sea la solución completa y final” , sostuvo Bassa, profesor de la Universidad de Valparaíso.
Sin ceder en la calle
A 23 días para los festejos de Navidad, las principales ciudades de Chile están marcadas por saqueos, pintadas, destrucciones, calles sin semáforos, centros comerciales que cierran temprano y avenidas comerciales con vitrinas tapadas por planchas metálicas o de madera contra el vandalismo.
En la noche del sábado, los incidentes entre manifestantes y policías -usuales en el centro de Santiago- se replicaron en las puertas de uno de los centros comerciales de la zona acaudalada de la ciudad.
¿Es más violento el encapuchado que saquea y agrade al policía o el Estado que reprime demandas sociales legítimas? El debate está servido y polariza cada vez más a una sociedad que hace 30 años salió de una dictadura que dejó más de 3.000 muertos o desaparecidos entre 1973 y 1990.
“La violencia nunca ha cambiado nada” , indicó el sociólogo Eduardo Valenzuela, de la Universidad Católica al diario La Tercera. Considera que “lo que gatilló el cambio en nuestro país es el millón y medio de personas en la calle (en la gran marcha pacífica del 25 de octubre), y las encuestas del día siguiente que mostraron un apoyo abrumador a determinadas demandas sociales” , acotó.
Pero cada día de protestas significa un golpe más fuerte para el comercio y las Pymes, en una temporada navideña en la que un 61% de los chilenos gastaría menos en regalos, según proyecciones de la Cámara de Comercio citadas por El Mercurio. En paralelo, la bolsa y el peso caen y se derrumban las expectativas de crecimiento.
El economista Ricardo Ffrench-Davis afirmó que no hay que esperar a la nueva Constitución para dar solución a demandas y emergencias inmediatas, para ello propone usar el dinero de un Fondo Soberano. “La paz social es esencial para que el país crezca” , dijo el académico de la Universidad de Chile.