Se trata del primer desfile de la pareja desde su matrimonio, en 1993, el punto culminante de las ceremonias de accesión al trono y una de las muy raras ocasiones de ver al emperador.
El desfile estaba inicialmente previsto el 22 de octubre pero fue postergado por respeto a las víctimas del tifón Hagibis, que días antes causó la muerte de más de 80 personas.
Masako llevaba un largo vestido de color blanco crema con chaleco a juego y una tiara transmitida por la precedente emperatriz.
A las 15:00 (03:00 hora paraguaya) se instaló en un automóvil negro de marca japonesa, con asientos blancos, y remodelado para la ocasión, junto a su esposo, ataviado con un elegante traje de corte occidental. Ambos desfilaron sonrientes, saludando a la muchedumbre que gritaba alegremente.
Parte del público había acampado toda la noche para asegurarse un buen lugar a lo largo de breve recorrido de 4,6 km y de solamente media hora. El dispositivo de seguridad fue impresionante, con varios helicópteros sobrevolando el límpido cielo de Tokio, y la policía realizando minuciosos controles.
“Hemos venido porque es una única ocasión en nuestra vida” dijo a la AFP Yoko Mori, de 64 años, que llegó desde Saitama, al noroeste de Tokio. “Pero es una lástima que apenas hayamos podido ver el automóvil”.
Para muchos, Masako fue la estrella del día.
“He venido para celebrar este momento y, en especial, ver a Masako, una mujer notable”, afirma Shigeko Kawamura, de 68 años.
“La emperatriz Masako puede ser un ejemplo para las mujeres modernas que tienen un trabajo a tiempo completo”, dice por su lado Yukari Oshita, una sexagenaria que esperó horas antes de que pasara el cortejo imperial, con medio centenar de vehículos.
Masako Owada, políglota, nacida en 1963 en una familia de diplomáticos y formada en las universidades de Harvard y Oxford, había renunciado a una prometedora carrera diplomática para entrar en la familia imperial.
Sin embargo soportó mal las estrictas reglas de la casa imperial y sufrió las presiones de quienes esperaban de ella ante todo un heredero masculino. La pareja tiene solamente una hija.
Debido a esas presiones, las apariciones públicas de Masako se habían hecho muy raras.
Pero estos últimos meses ha lucido distendida y segura de sí misma a lo largo de las ceremonias y festividades en torno a la accesión al trono de su esposo.
Ya causó muy buena impresión durante la visita en mayo pasado del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, primer jefe de Estado que se reunió con el emperador.
Masako recibió comentarios muy elogiosos, en particular por su capacidad para hablar fluidamente inglés.
Naruhito, de 59 años, sucedió oficialmente el 1 de mayo a su padre, pero una serie de rituales y ceremonias se ha celebrado desde entonces y proseguirán en noviembre y hasta fin de año.
La ceremonia de proclamación de accesión al trono, en presencia de miembros de familias reales y de responsables políticos de todo el mundo tuvo lugar el 22 de octubre.