Fabien Neretsé, detenido en Francia en 2011 y que enfrenta la cadena perpetua, está acusado de 13 asesinatos y de tres intentos de asesinato en Ruanda, entre abril y julio de 1994. El acusado, que se encuentra en libertad, niega los hechos.
La jornada de este lunes está consagrada a la selección del jurado. El fondo del caso debería empezar a debatirse a partir del jueves.
El acusado, vestido con un impermeable claro, llegó al imponente palacio de justicia de Bruselas a primera hora de la tarde apoyándose en una muleta para caminar, constató un periodista de la AFP.
Neretsé está acusado de “crímenes de genocidio”, un cargo que no se mantuvo durante los cuatros juicios precedentes sobre el genocidio ruandés celebrados en Bruselas en 2001, 2005, 2007 y 2009. Entonces, se impusieron penas de 10 a 30 años de prisión.
Esta acusación, que implica que el acusado quiso atacar a un grupo étnico determinado, es “muy difícil de demostrar”, predijo uno de sus abogados, Jean-Pierre Jacques.
Otro denunció una “maquinación” contra este hutu acusado de dirigir una milicia durante el genocidio en Ruanda.
Los tribunales belgas, en virtud de una ley de 1993, tienen competencia para juzgar crímenes de guerra, de genocidio y contra la humanidad, independientemente del lugar dónde se cometieron, la nacionalidad y el lugar de residencia de las víctimas y de sus acusados.
El quinto proceso en Bélgica sobre el genocidio ruandés incluye una víctima civil belga, Claire Beckers, que fue asesinada en la capital de Ruanda el 9 de abril de 1994 junto a una decena de personas, entre ellas su marido tutsi y su hija de 18 años.
Un cuarto de siglo después de los hechos, este proceso es “el final de un largo combate”, dijo a la AFP Martine Beckers, hermana de Claire. “Me siento agotada, pero pienso en mi familia. Es importante honrar la memoria de las víctimas”.
El genocidio en Ruanda costó la vida entre abril y julio de 1994 a al menos 800.000 personas, según Naciones Unidas, esencialmente de la minoría tutsi pero también de hutus moderados.