Con un 84% de las actas verificadas, Morales, que busca su cuarto mandato en serie, obtuvo un 45,28% frente al 38,16% de Mesa, quien saludó “un triunfo incuestionable, que nos permite decir (...) que estamos en segunda vuelta”.
Confiado en que el voto del campo y del exterior se volcará a su favor, Morales, de 59 años, cantó victoria la noche del domingo, sin referirse a un eventual balotaje.
“El pueblo boliviano se ha impuesto para continuar con el proceso de cambio (política oficialista)”, dijo el mandatario, en la casa de Gobierno en La Paz. Sin embargo, los resultados permanecían estacionados en 84% sin explicación por parte del tribunal electoral.
“Fundamental que el TSE explique porqué se interrumpió la transmisión de resultados preliminares y q el proceso de publicación de los datos del cómputo se desarrolle de manera fluida”, escribió en Twitter la misión de observadores de la OEA.
En medio de un clima de susceptibilidad, Mesa advirtió en Twitter: “no vamos a permitir que se manipule un resultado que obviamente nos lleva a segunda vuelta”.
¿Segunda vuelta?
Para ganar en primera vuelta, Morales precisa contar con el 40% de los votos válidos y tener una ventaja de al menos 10 puntos sobre Mesa. El analista Iván Arias dio por sentado el balotaje, previsto para el 15 de diciembre y que se efectuaría por primera vez en Bolivia.
La académica y politóloga María Teresa Zegada fue más cauta: “yo no me animaría realmente a hacer ninguna conclusión con estos datos”.
En la misma línea, el académico y abogado Carlos Borth, dijo que con el 84% de actas “abriría la segunda vuelta” pero recordó que será importante la contabilización de los votos en las provincias más alejadas y en el exterior, “donde va a tener un peso muy grande los resultados de la Argentina”.
“La segunda vuelta va a depender, entonces de cómo evolucionen estos porcentajes” , afirmó sin dar por hecho el balotaje.
Un referendo
En un escenario de polarización, el balotaje quedaría convertido en una suerte de referéndum para Morales sobre sus casi 14 años de gobierno, según deslizó Mesa en un encuentro con la prensa donde calificó de “triunfo incuestionable” su pase a segunda vuelta.
“Si hay una segunda vuelta se transforma en referéndum” , dijo a la AFP Gaspard Estrada, especialista en América Latina de la Ciencias Políticas de París. Si se llega a esa instancia Mesa sostuvo que “Bolivia tendrá que escoger entre dos opciones para la presidencia del país (..), el país conoce perfectamente cuál es el camino de la construcción democrática” .
“Esa será una elección en la que se juega el destino de Bolivia”, insistió el expresidente (2003-2005) de 66 años.
La sombra de la rebelión
Si en cambio se plantea un triunfo de Morales en primera ronda, algunos sectores de oposición han llamado a la “rebelión” .
“Porque soy jurista, sé exactamente qué es lo que se debe y no se debe hacer”, dijo Waldo Albarracín, líder del Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade), un colectivo civil de derechas de Santa Cruz, la región de mayor desarrollo de Bolivia y tradicional feudo opositor.
Sin embargo acotó que “quien está transgrediendo la norma no es la sociedad civil, sino el Estado, a través del gobierno. ¿Quién ha postulado candidatos inconstitucionales?: el gobierno. ¿Quién los ha habilitado violando el resultado de un referéndum: el órgano electoral”.
La decisión de Morales de volver a postularse es mal vista por un segmento de la población y fuertemente criticada por la oposición, que cree que si gana Bolivia va camino hacia una autocracia.
Morales, de 59 años, se vio favorecido por un fallo del Tribunal Constitucional que lo habilitó en 2017 para una reelección indefinida, alegando que se trata de su derecho humano, un año después de perder un referendo que consultaba a la población sobre el tema. La transferencia de mando está prevista para el 22 de enero de 2020.