“Nosotros nos defendemos (...). Estamos preparados para protegernos, estamos preparados para responder. Nosotros no vamos a permitir que nadie holle el sagrado suelo venezolano, nosotros responderíamos y ojalá que nunca pase”, dijo Arreaza, en una rueda de prensa, tras reunirse con la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
Estados Unidos invocó el TIAR argumentando que es necesario ante ejercicios militares “belicosos” del gobierno de Nicolás Maduro en la frontera con Colombia y tras una convocatoria de la Organización de Estados Americanos (OEA) a sus cancilleres. Una decena de países, entre estos Argentina, Brasil, Chile y Colombia, votaron a favor de activar el órgano.
Arreaza estimó que la decisión de activar ese órgano es peligrosa, porque “el espíritu” con que actuaron esos países, “sobre todo países fronterizos”, implica “activar un mecanismo, al menos teóricamente, para atacar militarmente a Venezuela”.
“Nosotros jamás agrediríamos a ningún país hermano, ni hollaríamos el suelo de ningún país hermano bajo ninguna circunstancia, solo en defensa propia de nuestro pueblo y de nuestra integridad territorial”, agregó el ministro.
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Colombia y Venezuela comparten una frontera de 2.200 km donde Maduro ordenó ejercicios militares hasta el 28 de septiembre con el despliegue de unos 150.000 efectivos y un sistema de misiles ante supuestas amenazas de Bogotá en el marco de renovadas tensiones entre ambos países, que rompieron relaciones en febrero.
“Los ejercicios militares no son más que medidas necesarias para protegernos (...). Nosotros no podemos quedarnos de brazos cruzados cuando se están preparando ataques a Venezuela”, agregó el canciller.
Según Washington, el líder opositor venezolano Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por medio centenar de países, pidió la invocación del TIAR.
La decisión de activar un órgano “muerto” es “ilegal”, dijo Arreaza, al señalar que fue solicitada por un “gobierno paralelo fantasma”.
Bajo el TIAR, también conocido como Tratado de Río por su adopción en esa ciudad en 1947, los cancilleres pueden tomar medidas que van desde la ruptura de las relaciones diplomáticas hasta el empleo de la fuerza armada.