“Realmente no sé por qué repetimos siempre lo mismo. Es hartante: no te alcanza la plata, la devalúan. Esto es la barbarie”, se queja Juan Díaz, un quiosquero de 62 años, en una céntrica avenida de Buenos Aires. Poco antes del fin de su mandato y a contramarcha de sus ideas, Macri decidió implementar hasta fin de año límites a la compra de divisas, ante la agudización de la crisis económica. Así los argentinos vuelven a repetir las restricciones cambiarias que había impuesto en 2011 el gobierno de centro-izquierda de la expresidenta Cristina Kirchner (2007-2015).
El actual control “sólo afecta al 2% de los que compran dólares”, unas 26.000 personas, según el gobierno, y nadie se lo discute pues la recesión, el desempleo y la pobreza han dejado fuera de combate cambiario a la inmensa mayoría de los argentinos. “Me hace recordar a crisis pasadas aunque no es tan fuerte como el 2001”, cuando Argentina decretó el default sobre su deuda de 100.000 millones de dólares, señaló Valeria Molinari, una paisajista de 49 años. En plena campaña electoral para las presidenciales de octubre, Molinari dice que “parte de este pánico es armado por la oposición, para que la gente empiece a tener miedo”.
El desmonte del llamado “cepo cambiario”, prometido durante la campaña electoral, fue una de las primeras medidas de Macri no bien asumió la presidencia en diciembre de 2015.
“Blue”
Ahora los controles cambiarios vuelven a Argentina, donde los dólares -atesorados por los ahorristas como una reserva de valor contra la inflación- son cada día más escasos. Un mercado que resucitó es el llamado dólar “Blue”, un eufemismo simpático para no decir dólar negro. No se trata de las minúsculas compras callejeras, sino de entidades financieras que venden fuera de la mirada del fisco. Los “arbolitos” son personajes característicos de algunas calles peatonales céntricas de Buenos Aires donde -en su mayoría vestidos de traje y corbata- vocean “dólar, dólar” o “cambio, cambio” . Así muchos turistas les venden sus divisas. Pero los montos mayores se negocian en “cuevas” , que son las mesas de dinero ilegales de los entes financieras.
Bonos
Otros instrumentos, esta vez legales, son las ventas de bonos de la deuda en pesos a cambio de dólares en cuentas en el extranjero (llamado “contado con liqui") o en la misma Bolsa de Comercio (“dólar MEP”). Las divisas obran como refugio frente a la caída del peso y una inflación que el Banco Central calcula en 55% para este año. La demanda se agravó desde que el gobierno admitió que precisa aliviar los plazos en los pagos de la deuda. Al limitar las compras de billetes verdes, el gobierno tuvo que tragar una amarga medicina para frenar la sangría de reservas, unos 15.000 millones de dólares en las últimas cuatro semanas.
El fenómeno se acentuó con la devaluación de 20% sufrida por el peso desde las elecciones primarias del 11 de agosto en las que Macri quedó 16 puntos detrás del peronista Alberto Fernández, convertido en favorito para las presidenciales del 27 de octubre. “Se debió establecer un mini-cepo”, señaló un informe el Centro de Estudios para la Nueva Economía de la privada Universidad de Belgrano, recordando la entrada en vigencia esta semana de un tope de 10.000 dólares mensuales para las compras de particulares. Además, se prohibió a las empresas atesorar divisas y se dio un plazo de entre cinco y 15 días a los exportadores para liquidar sus ventas.
¿Dónde están los dólares?
Las medidas trajeron algo de calma. El tipo de cambio oficial ha oscilado alrededor de los 58 pesos toda la semana, el ’Blue’ de 59 pesos y el ’Contado con liqui’ de 62 pesos, estabilizados respecto a la fiebre desatada el día después de las primarias. “La apariencia de estabilidad oculta problemas más profundos. Las limitaciones a las transacciones cambiarias han empujado a la búsqueda del mercado negro”, matizó la firma Capital Economics. ¿Dónde están los dólares que faltan? Hasta ahora llegaron 44.000 millones de dólares de los 57.000 millones prometidos por el FMI. El próximo desembolso está en discusión por la crisis.
Las reservas internacionales de Argentina estaban en 48.000 millones de dólares en junio de 2018, antes del primer desembolso del FMI. Ahora solo llegan a 51.000 millones.