Trump impone mayores aranceles a productos de China

WASHINGTON. Washington mantiene su estrategia de máxima presión sobre China con la entrada en vigor el domingo de aranceles suplementarios como forma de obligar a Pekín a firmar un acuerdo comercial, a riesgo de desacelerar aún más el crecimiento estadounidense y mundial.

Un hombre camina entre zapatos hechos en China, en una tienda en el Barrio Chino de Los Ángeles, California.
Un hombre camina entre zapatos hechos en China, en una tienda en el Barrio Chino de Los Ángeles, California.MARK RALSTON

Esos aranceles adicionales de 15% recaerán sobre una parte de los bienes importados por unos 300.000 millones de dólares y que hasta ahora no habían sido penalizados. Esas nuevas tarifas regirán desde las 00H01 locales del domingo (04H01 GMT), según anunció el Representante Comercial de Estados Unidos.

El propio presidente Donald Trump descartó la eventualidad de una suspensión de la medida. “Están en marcha”, dijo el viernes por la noche a periodistas. Los productos alcanzados incluyen alimentos como ketchup, carne vacuna, salchicha, frutas, legumbres, leche y quesos. También se aumentarán los aranceles a artículos deportivos como palos de golf, planchas de surf o bicicletas y los de instrumentos musicales, vestimenta deportiva y hasta sillas para niños, según la lista oficial divulgada el viernes.

Economistas del instituto de estudios económicos internacionales Peterson estimaron en 112.000 millones de dólares el valor de los bienes que serán abarcados desde el domingo. La guerra comercial desatada por Trump hace un año y medio se encendió la semana pasada con el anuncio de la imposición de aranceles suplementarios de aquí a fin de año a todos los bienes importados de China.

Más de 250.000 millones de los 540.000 millones de dólares importados el año pasado han sido castigados hasta ahora con aranceles adicionales. Pekín debería replicar con un aumento de sus aranceles a bienes estadounidenses valorados en 75.000 millones de dólares.

Cientos de empresas y cámaras profesionales estadounidenses exhortaron el miércoles a la Casa Blanca a evitar la imposición de los nuevos aranceles. Afirmaron que eso puede destruir el empleo y el consumo de los estadounidenses.

Pero el viernes Trump, que busca un nuevo mandato, salió al cruce de las empresas. “Empresas mal administradas y débiles astutamente acusan a esos pequeños aranceles en vez de a ellas mismas por su mal manejo... ¿Y quién puede realmente acusarlas por hacer eso? ¡Son excusas!” , dijo en Twitter.

Inflexibles

Días antes, el presidente había asustado al sector empresarial al instarlo a dejar de hacer negocios con China, unas declaraciones matizadas posteriormente por sus asesores. Desde marzo de 2018, Trump lleva a cabo una guerra de aranceles para imponer a Pekín un acuerdo que ponga fin a prácticas comerciales que Washington considera desleales, como las cuantiosas subvenciones que China concede a sus empresas estatales.

Esa estrategia no ha dado resultados por el momento, aunque lastra la economía china. Una nueva escalada de aranceles podría perjudicar mucho el crecimiento económico chino, avisó hace poco el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero las autoridades chinas se han mantenido tan inflexibles como Trump. Las negociaciones comerciales no avanzan desde hace meses.

El incremento de las tensiones, que provoca numerosas sacudidas en las bolsas, podría frenar la expansión mundial. Trump dijo esta semana que negociadores chinos y estadounidenses habían mantenido conversaciones, lo cual no ha sido confirmado por Pekín.

El inquilino de la Casa Blanca no deja de insistir en que China necesita más un acuerdo que Estados Unidos, afirmando incluso que la economía estadounidense no había sufrido daños por la guerra comercial. Hasta hace poco, los datos de crecimiento, de inflación y de consumo de los hogares le daban la razón. Pero la incertidumbre causada por el conflicto perjudica ahora las inversiones de las empresas y la confianza de los hogares estadounidenses.

El viernes, el presidente optó por atribuir la desaceleración de la economía estadounidense a la política monetaria de la Reserva Federal. La confianza de los consumidores registró en agosto la mayor caída desde diciembre de 2012, según una encuesta de la Universidad de Michigan.

“Los datos indican que el desgaste de la confianza de los consumidores debido a las prácticas arancelarias se ha consolidado”, reaccionó el viernes Richard Curtin, el economista que dirige esa encuesta bimensual. El hecho de que determinados productos no sufran el aumento de los aranceles a China antes del 15 de diciembre sugiere que la administración Trump podría albergar ciertos temores sobre el impacto de una nueva escalada.

Entre esos productos están los celulares y las computadoras portátiles, las videoconsolas, algunos juguetes y la ropa de deporte. En Estados Unidos, el consumo genera el 75% del crecimiento del PIB.

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