La convocatoria de esa reunión, prevista en principio para el 6 de septiembre próximo, fue analizada este miércoles por Bolsonaro y Piñera, quien hizo una escala en Brasilia a su regreso de la Cumbre del G7, celebrada en Francia y a la que asistió como invitado.
En una breve rueda de prensa junto a Piñera, Bolsonaro aclaró que para esa cita, que se realizaría en la ciudad colombiana de Leticia, situada en los límites de ese país con Brasil y Perú, se aspira a reunir a todos los presidentes de la región amazónica, “excepto al de Venezuela”, Nicolás Maduro.
El gobernante venezolano no es reconocido como tal por la gran mayoría de los países amazónicos, que salvo Bolivia consideran como presidente legítimo e interino de ese país al jefe de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó.
Los cerca de 7 millones de kilómetros cuadrados de la Amazonía son compartidos por Brasil (que posee casi el 70%), Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Surinam y la Guyana Francesa, territorio de ultramar de ese país europeo.
Sin embargo, además de Maduro, ha quedado claro que tampoco será invitado el presidente francés, Emmanuel Macron, en su condición de jefe de Estado de esa porción amazónica bajo control francés.
Bolsonaro y Macron están inmersos desde la semana pasada en un duro embate verbal originado por los incendios y el líder francés ha llegado al extremo de poner en duda la firma del acuerdo comercial anunciado por el Mercosur y la Unión Europea (UE) por la supuesta “falta de compromiso” de Brasil con el medioambiente.
Junto a Piñera, que acompañaba a Macron en Biarritz cuando este anunció que el G7 ofrecía 20 millones de dólares para cooperar en el combate a los incendios amazónicos, Bolsonaro reiteró que solamente aceptará esa ayuda una vez que el líder francés se disculpe por lo que calificó como “insultos”.
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Según Bolsonaro, “hubo un aprovechamiento” de los incendios por parte de Macron, quien intentó “presentarse frente al mundo como la única persona interesada en proteger el medioambiente” e incluso “minimizó” la soberanía de Brasil, al sugerir que la Amazonía sea sometida a una suerte de gestión internacional.
“También ofendió al presidente de la República de Brasil, que ha sido democráticamente electo”, agregó Bolsonaro, tratado por Macron como mentiroso, y eso “despertó el sentimiento patriótico del pueblo brasileño y de otros países” de la región, apuntó.
En un tono más enérgico, sostuvo que tanto Alemania como Francia pretenden “comprar” la soberanía de Brasil.
“Parece que 20 millones de dólares es el precio, pero Brasil no tiene precio”, enfatizó el líder de la ultraderecha brasileña, que, además, calificó en forma peyorativa a Macron como “socialista”.
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La firme posición de Bolsonaro fue respaldada en forma moderada por Piñera, quien dijo que los Gobiernos que pretendan “colaborar” con la protección de la Amazonía deben hacerlo con “pleno respeto” a la soberanía de los países de la región.
“Eso es, respetando a Brasil y al presidente de Brasil”, así como lo hace Chile, que sin ser un país amazónico coopera con la búsqueda de una solución a la crisis creada por las llamas, dijo Piñera.
En el caso de Brasil, los incendios, que también se extienden por Bolivia y han llegado a Paraguay, han sido considerados los mayores en los últimos siete años, período en el que esos fenómenos normales entre agosto y septiembre habían decrecido.
Según los grupos ecologistas, acusados inicialmente por Bolsonaro de provocar las llamas para “arañar” la imagen de su Gobierno, los incendios se deben sobre todo a la decisión del mandatario de reducir los presupuestos volcados a la fiscalización en la Amazonía.
De hecho, el Gobierno sólo aceptó la gravedad de la situación la semana pasada, cuando decidió incorporar al combate a los incendios a unos 45.000 miembros de las Fuerzas Armadas, que ya han informado que muchos de los focos ya han sido controlados.