La extradición de Hernández Norambuena fue solicitada por Chile en 2008. La justicia brasileña acogió el pedido pero por años éste permaneció paralizado hasta que se vencieron “los problemas burocráticos entre Chile y Brasil”, afirmó en Twitter el mandatario brasileño Jair Bolsonaro.
El exguerrillero, de 61 años, arribó a Chile en un vuelo de la Fuerza Aérea de Chile. Inmediatamente fue trasladado hasta la cárcel de Alta Seguridad de Santiago, el mismo lugar del que se fugó en un espectacular escape en helicóptero en 1996, según confirmó el juez especial Mario Carroza, a periodistas. “Venía de buen ánimo, conversamos con él. Solamente quería descansar”, dijo el juez.
Un grupo de personas aguardaba el ingreso de Hernández Norambuena nuevamente a la cárcel chilena con carteles en que afirmaban: “Brasil tortura, Chile calla”. En su cuenta de Twitter, el presidente Bolsonaro afirmó: “es nuestra política cooperar con otros países y no dar refugio a criminales o terroristas”.
Hernández Norambuena fue condenado en Chile como autor del asesinato en 1991 del senador ultraconservador Jaime Guzmán, uno de los ideólogos de la dictadura de Pinochet (1973-1990) y el secuestro de Cristián Edwards, uno de los hijos del dueño del diario El Mercurio.
Después de escapar de la cárcel, fue detenido en 2002 en Brasil por el secuestro del empresario brasileño Washington Olivetto, uno de los más conocidos publicistas de ese país, por lo cual fue condenado a 30 años de cárcel. Una fuente judicial de Brasil dijo el lunes a la AFP que “hubo un compromiso formal del gobierno de Chile con la no ejecución de penas no previstas en la Constitución brasileña. Entre ellas, la prisión perpetua y la pena de muerte”.
Alias “Comandante Ramiro”, Hernández Norambuena fue líder del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), un grupo que luchó por la vía de las armas contra la dictadura de Pinochet.