A petición de los países europeos del acuerdo, las delegaciones se reúnen a nivel de viceministros y directores políticos en un céntrico hotel de la capital austríaca.
Desde hace varias semanas Irán no cumple algunas de sus obligaciones relacionadas con la cantidad y la pureza del uranio enriquecido, un material que tiene tanto aplicaciones civiles como militares.
Los iraníes acusan a los europeos de no hacer lo suficiente para garantizar sus beneficios económicos del acuerdo, en medio de las sanciones estadounidenses, incluido un severo embargo petrolero.
La Casa Blanca acusa a Irán de ser una fuerza desestabilizadora en Oriente Medio, por su papel en las guerras de Siria y el Yemen, y su apoyo al grupo extremista palestino Hamás en Gaza.
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Irán, por su parte, exige poder vender su petróleo, su principal fuente de ingresos, por lo que está presionado a Estados Unidos y el Reino Unido con acciones contra algunos buques petroleros en el estrecho de Ormuz, en el golfo Pérsico.
Esto ha elevado la tensión al máximo en Oriente Medio, por lo que las conversaciones del domingo son relevantes para ver si las partes logran una distensión.
Los tres países europeos del acuerdo -Francia, el Reino Unido y Alemania-, apoyados por Rusia y China, dicen estar dispuestos a facilitar el comercio con Irán, para lo que se encuentra ya operativo un mecanismo financiero, llamado Instex, que evita los efectos de las sanciones de EE.UU. para las empresas europeas que hacen comercio con la República Islámica.
La anterior reunión entre las parte fue hace exactamente un mes y concluyó sin avances, pero con el compromiso de intentar salvar el acuerdo nuclear firmado hace cuatro años en Viena.
El tratado, ratificado en 2015 también por EE.UU., limita el programa nuclear de Irán a cambio de alivios económicos para la República Islámica, siempre con el objetivo de evitar que ese país se haga con bombas atómicas.